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ILUSIÓN. Beatriz Gómez y Gonzalo Méndez al conocer la portada de 'Harry Potter y las reliquias de la muerte.
Contraportada

Colas mágicas

Decenas de jóvenes esperaron horas para hacerse con un ejemplar del último libro de Harry Potter en Cádiz

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Ante los magros resultados de los informes de lectura españoles, ver a una veintena de niños y adolescentes hacer dos horas y media de cola para gastarse 22 euros en un libro de cientos de páginas es cosa de magia. Más concretamente, un truco del universo Harry Potter que ha fabricado J. K. Rowling y que termina la saga con su séptimo libro, del que la editorial Salamandra distribuyó ayer 750.000 copias en España.

Falda gris, corbata granate y oro de uniforme de Gryffindor, Beatriz Gómez, de 16 años, llevaba desde las 16.00 plantada en la cola del centro comercial Bahía de Cádiz. Hermione Gaditana -como le gusta que la llamen- fue la primera en hacerse con un ejemplar de Harry Potter y las reliquias de la muerte que había reservado hace semanas.

A cambio de los 22 euros, recibía el libro y un diploma que la acreditaba como miembro del club del joven mago. No le hacía falta. Leyó el primer libro de la saga al hacer la comunión y desde entonces vive pegada a esa historia. «Me he leído cada novela unas once veces», asegura. La última, «sólo cuatro».

El contrato de confidencialidad mandaba que la portada se desvelase a las 18.30, ni un minuto antes. Hasta entonces, una sábana negra cubría el secreto. Gonzalo Méndez -nueve años- manoseaba nervioso el billete de 50 euros que le había dado su abuela Carmela. Fue el segundo en la cola pero la espera le valió la pena. Adora a Harry Potter «porque no es perfecto, porque también se equivoca y se mete en líos». Lo sigue desde que tenía cuatro años, desde que estaba «aburrido en el sofá» y tomó el primer libro. Lo dice con pasmosa naturalidad. Claro, que con la comunión sin hacer ya ha leído los siete libros de Rowling, los del cole, y «todos los de Julio Verne». Si eso no es magia...