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La defensa del Milan deja el futuro del Arsenal en el aire

El Arsenal se vio impotente en el estadio de los Emiratos para derribar el infranqueable muro defensivo del AC Milán en un choque que transcurrió sin mayores incidencias aunque con un sinfín de ocasiones frustradas para los locales, y que se saldó con un empate sin goles a la espera de desenlace.

EFE
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Consciente de la experiencia de su oponente, el francés Arsene Wenger quiso que sus hombres emplearan su mejor fútbol ante el gigante italiano, con más tablas cuando se trata de pelear en el continente.

Pero no fue del todo así. El Emirates no presenció, ni de lejos, las mejores cualidades de la formación inglesa, pero no se le puede quitar mérito a este equipo en cuanto a sus incansables esfuerzos para derrocar esta noche, con escaso éxito, la solidez defensiva de su rival italiano.

El plantel anfitrión contó con el germano Jens Lehamnn como guardián de la portería anfitriona, ante la baja del español Manuel Almunia, y optó en el ataque por la eficiencia del togolés Emmanuel Adebayor, principal amenaza para los hombres de Marco Ancelotti, y el brasileño Eduardo, casi invisible.

El conjunto italiano estrenó el encuentro con contundencia y fue el adolescente Alexandre Pato el primer hombre en aventurarse en la escuadra Rossoneri en los feudos británicos, a los 4 minutos de partido.

Los de Wenger no se quedaron quietos. Movieron la bola, que distribuyó de forma admirable el español Cesc Fábregas, siempre un pilar para la plantilla y, aunque sin éxito, no se rindieron en su búsqueda inagotable de las mallas de Kalac.

Al poco del inicio, el técnico del Arsenal se vio obligado a modificar su plantilla, tras lesionarse Touré, quien fue reemplazado por Philipe Senderos en el minuto 8.

Un remate de cabeza del marfileño Eboue a continuación, a un pase cruzado de Adebayor desde la derecha, pudo haber costado caro al Milán, si no llega a ser por la presencia y pericia de Alessandro Nesta, al rescate del meta visitante Kalac, protector de los tres palos milanistas ante la baja de Dida, y a pesar de persistir sus molestias en un dedo.