Vuelta de Hoja | Un dios del césped
Desde Walt Whitman no se había dado semejante esplendor sobre la hierba. Se me ha piantado un lagrimón, de los pocos que me quedan, al ver a Di Stéfano recoger el Premio Presidente UEFA, que viene a ser el Nobel del fútbol. La saeta rubia es ahora un señor calvo y con bastón, pero sigue acertando con todas las dianas.
Actualizado:-De joven cho volaba.
Nunca aprendí más acerca del deporte más ingenioso inventado por el hombre que cuando José Luís Garci y yo hablábamos con él, después del programa Estudio Estadio, sin cámaras delante. «El fútbol es una cosa que se hace corriendo y todo lo que hagas se tiene que hacer corriendo». Le gustaba, y creo que le siguen gustando, los percebes y el whisky. También hablar de fútbol, si consideraba adecuado a su interlocutor. Cuando le decía eso que le decía todo el mundo, le gustaba oírlo, pero al mismo tiempo lo negaba.
-Tú has sido el más grande, Alfredo.
-No puede decirse eso en un deporte colectivo. Eso se puede afirmar en boxeo o en tenis, pero yo no hubiera sido el mismo si hubiera jugado en el Baracaldo.
Quien mejor lo definió fue el viejo Escartín, que acertó a diferenciar a los grandes directores orquesta -Pelé, Maradona, Cruyff- del hombre que además de director era la orquesta entera. «Cho al principio jugaba de media cancha arriba, pero un día me dije ¿por qué no voy a jugar en la cancha entera?». Honor. Honor a este español de Argentina que se quedó para siempre entre nosotros.
Se sabe el Martín Fierro de memoria y sigue oyendo tangos por la mañana. Recuerda siempre a Kubala y a Puskas y no olvida a ningún compañero. Cada vez que voy al Santiago Bernabéu pienso, melancólicamente, que pasaría «si estos pastos conversaran».