BESO. Final feliz para el rifirrafe Gallardón-Aguirre. / IGNACIO GIL
ESPAÑA

Rajoy impone una tregua en las hostilidades entre Gallardón y Aguirre

El PP llamó al alcalde de Madrid para que fuera a la presentación del programa de deportes fuera de su municipio

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Harto de que la disputa entre Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre hiciera saltar por los aires su estrategia electoral cada vez que ambos aparecían juntos en público, el líder del PP impuso su autoridad para establecer una tregua en las hostilidades entre el alcalde y la presidenta de la Comunidad de Madrid. Mariano Rajoy ofició de intermediario y convocó a los dos dirigentes díscolos a un acto de precampaña celebrado en territorio autonómico, pero fuera del ámbito municipal.

El candidato a La Moncloa se sentó en primera fila del polideportivo Valle de las Cañas en Pozuelo, flanqueado por Aguirre y Ruiz-Gallardón para asistir a una exhibición de judo antes de presentar su programa electoral de deportes. «Tan emocionado estaba -explicó el alcalde de Madrid al término de su discurso- que me había olvidado de hacer algo que creedme que hago con placer y es presentar a mi compañera y presidenta del PP de Madrid y de la comunidad autónoma, Esperanza Aguirre».

Ruiz-Gallardón abandonó el atril y se acercó a la presidenta, que dejó atrás su asiento y adelantó sus pasos para coincidir con su adversario en medio del tatami, rodeados ambos de cámaras, luces y público. Allí, entre aplausos de la audiencia y disparos de los flases, ambos simularon un amago de abrazo y se intercambiaron besos como buenos compañeros.

No eran éstos los primeros ósculos del día. Hasta ocho estampó Ruiz-Gallardón en las mejillas de Aguirre en apenas cuatro horas de la mañana de ayer lunes, pues ya la había besado en la inauguración del intercambiador de Moncloa, antes de acudir a Pozuelo. El alcalde se había negado a hacerlo semanas antes, en el estreno oficial del intercambiador de la Plaza de Castilla cuando aún estaba reciente la bronca y su exclusión de la lista de Madrid. Ante la escandalera que provocaron sus desavenencias en aquella ocasión, ambos evitaron coincidir en público desde entonces.

«Alberto se niega a asistir a los actos de campaña», decían los de Aguirre. «El PP de Madrid organiza todo fuera del municipio para que Alberto no vaya», decían los de Ruiz-Gallardón. Lo cierto es que la presidenta regional del partido no ha parado en esta precampaña desplegando una intensa actividad en compañía de Manuel Pizarro, Eduardo Zaplana o el propio Rajoy. El edil, por su parte, escogió Barcelona para la pegada de carteles y no estaba incluido en ninguna de las actividades de la lista del Partido Popular en la capital hasta el mitin de clausura de la campaña.

Instrucciones

La dirección nacional llamó al alcalde a primera hora del lunes para que asistiera al acto de presentación del programa de deportes que habría de servir para apoyar la candidatura de Madrid como ciudad olímpica para el año 2016. Según informaron fuentes del ayuntamiento, el PP de Madrid -que controla Esperanza Aguirre- trasladó el mitin a otro municipio para que no pudiera asistir Ruiz-Gallardón y fue Rajoy quien dio instrucciones para invitar al alcalde de la capital. Las fuentes cercanas a la presidenta hacen otra interpretación y aseguran que al alcalde «le llamaron al orden» desde la dirección para que acudiera e interviniera en el mitin.

Sea como fuere, los dos dirigentes enfrentados entendieron el mensaje de su jefe de filas y se avinieron a un cese de hostilidades, al menos, de cara a la galería y durante la campaña electoral. Tanto uno como la otra abandonaron las puyas y destacaron en sus discursos el «juego limpio» y «el trabajo en equipo», mientras el candidato Rajoy hizo las paces con Ruiz-Gallardón y le prometió que «apoyaremos como un solo hombre al alcalde» en pro de la candidatura de Madrid como ciudad olímpica.