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El Athletic toma un balón de oxígeno tras imponerse en el Vicente Calderón

El equipo de Javier Aguirre se mostró inoperante en defensa y sin apenas ideas Los de Bilbao aún tienen mucho que mejorar

EFE
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El Athletic sacó los colores al Atlético de Madrid, al que ganó un duelo pobre, impropio de dos equipos históricos que disputaban su septuagésimo enfrentamiento liguero en Madrid, y que defraudaron, aunque fueron los visitantes los que finalmente se llevaron el valioso botín.

El Atlético padece un mal endémico, crónico y que no tiene visos de solución. Es el equipo de Javier Aguirre un grupo roto atrás, con un defensa calamitosa y un centro del campo inexistente, en el que no hay circulación de balón.

No practica el Atlético la transición del esférico entre las líneas y se ahoga en los balonazos a las bandas o a las puntas, donde el uruguayo Diego Forlán y el argentino Sergio Agüero no dan a basto para sacar las castañas del fuego constantemente.

Se encontraron los locales, no obstante, con un rival empequeñecido en los últimos años, en los que no hace honor a su gran pasado. El Athletic llegó con complejo al Vicente Calderón, donde ha ganado una vez en las últimas 17 temporadas, pero no tardó en sacudírselo al comprobar la vulnerabilidad de su enemigo en la retaguardia. De poco valió que Antonio López mandase a la red del veterano Armando un balón que centró al área con otro objetivo cuando tan sólo se habían disputado cinco minutos.

Jugaban los de Aguirre a retazos, pero sin coordinación y con muy pocas ideas, mientras el Athletic asustaba al contragolpe hasta que Luis García envió un balón al larguero de Armando en la que fue una de las jugadas más bonitas del envite, en una gran combinación entre Agüero, Forlan y Jurado que culminó el ex jugador de Liverpool con un gran disparo. Pero fue un espejismo en medio del desierto, porque el Athletic se había deshecho ya totalmente de sus temores iniciales para enganchar un contragolpe de pizarra. Tras un córner a favor del Atlético, Javi Martínez agarró el balón muy cerca de su área y se recorrió unos sesenta metros a una velocidad endiablada, y sin que nadie le saliese al paso, para cedérselo a Susaeta que definió con maestría.

Pudo sentenciar Aduriz en otro error colectivo de la defensa atlética y poco después el mismo jugador obligó a Abbiati a una buena intervención, mientras el Atlético se perdió en un querer y no poder.

Con el público deprimido con lo que estaba viendo se consumieron los últimos minutos, en los que la tónica siguió siendo la misma en un partido sin fútbol, sin nada rescatable y en el que se llevó los tres puntos el menos malo.

El triunfo del Athletic no ocultó, sin embargo, sus carencias, las que le mantienen en la cola de la tabla. Fue la peor noticia para los locales, que no supieron qué hacer ante un rival escaso de técnica pero que supo hacerse con la victoria sin exponer casi nada.