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Obama capta a aliados clave de Hillary y consolida su ventaja en las primarias

Menos mal que Hillary Clinton cuenta con el respaldo incondicional de su marido, Bill, y su hija, Chelsea, porque muchos de los que dijeron apoyarla al inicio de la campaña, sus fieles aliados, comienzan a darle la espalda para seguir al embelesador Barack Obama. Una traición que no sólo golpea su ego, sino que puede acabar con su sueño de alcanzar la Casa Blanca. Destacados superdelegados, una figura clave para la nominación demócrata, se han pasado en los últimos días a las filas del candidato afroamericano tras su gran racha de victorias.

IRATXE GÓMEZ
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Este transfuguismo puede situar a la senadora de Nueva York cerca del abismo. El papel de los cerca de 800 superdelegados puede ser histórico si el empate técnico entre los dos líderes demócratas se eterniza, ya que serán ellos los que elijan al vencedor en agosto durante la convención del Partido Demócrata en Denver, Colorado. De momento, Clinton encabeza la lista de apoyos, pero la ex primera dama empieza a notar las deserciones en este selecto club que aglutina a destacados miembros de la formación progresista.

John Lewis, un legislador afroamericano y figura emblemática de la lucha por los derechos civiles que se libró en Estados Unidos a partir de los 60, ha cambiado a la ex primera dama por el mensaje esperanzador de Obama. «Algo está ocurriendo en EE UU y la gente está lista para dar un gran paso adelante. Y estoy impresionado con la campaña del senador Obama», reconoció Lewis.

Fugas

Otras fugas destacables son las del congresista negro David Scott, la superdelegada de Nueva Jersey Chistine Samuels y el compromisario David Wilhelm, quien estuvo al servicio de Bill Clinton. Y es que la senadora parece no haber convencido a muchos de los asesores de su esposo, que han preferido dejarse llevar por Obama. Uno de los abogados que defendió al ex presidente durante el escándalo Lewinsky, Greg Craig, ha admitido que el senador de Illinois le convenció «nada más conocerle».

Los Clinton tendrán que revisar sus maniobras de acercamiento a los superdelegados, cuyos correos electrónicos no dan abasto estos días. La estrategia del bando de la ex primera dama basada en un estilo familiar no parece dar frutos. Y eso que Bill Clinton y su hija Chelsea se pasan todo el día colgados del teléfono para convencer a los dirigentes del partido. En las filas de Obama, Tom Daschle, ex jefe de la mayoría demócrata en el Senado, y John Kerry encabezan las gestiones para atraerse al mayor número posible de superdelegados.