La contra letal del Sevilla fulmina a un Espanyol que nunca se entregó al rival

La tremenda efectividad al contragolpe del Sevilla, que convirtió en gol todo lo que chutó entre los tres palos de Kameni, noqueó al Espanyol (2-4), que dominó a su adversario incluso jugando con diez, pero que acabó pagando sus errores defensivos y el esfuerzo de llevar el pese del encuentro durante muchos minutos.

Al Espanyol le costó diez minutos entrar en el partido, los mismo que tardó el Sevilla en anotarse dos tantos en su marcador con sendas contras letales, en las que cogió dormida a la defensa blanquiazul. La primera de ellas, protagonizada por Kanouté, que recogió un balón en la banda derecha y lo cedió a Luis Fabiano, quien solo en el punto de penalti batió a placer a Kameni.

Cinco minutos, en un balón colgado a la frontal, Luis Fabiano bajó entre los dos centrales para devolver el regalo a Kanouté, que cruzó raso el esférico sobre la salida del meta camerunés.

Acaba de empezar el encuentro y el Sevilla ya lo había puesto en el punto de cocción que más le gusta: con un cómoda ventaja en el marcador y un montón de espacios para sentenciar al contragolpe. Sin embargo, el Espanyol no se arrugó. Con más garra que acierto, se fue hacia arriba.

Con De la Peña y Moisés trabajando a destajo en el centro del campo, los locales empezaron a acercarse con peligro a la portería defendida por Palop, que tuvo que lucirse, poco antes de la media hora, en un trallazo de Luis García que se colaba por la escuadra.

El Espanyol avivó el partido a falta de cuatro minutos para el descanso, cuando Luis García cazó un centro raso de Zabaleta para marcar uno gol de los denominados psicológicos (2-1).

El Sevilla rehuyó el cuerpo a cuerpo y decidió resguardarse atrás, sin complejos, mientras que el equipo blanquiazul lo intentó hasta donde le alcanzó su fútbol.

Moisés, desde fuera del área, y De la Peña rozaron el empate, pero a los veinte minutos, Zabaleta vio su segunda cartulina amarilla y su expulsión cortó en seco el ímpetu del conjunto local. Eso y el gol de Poulsen -cuyo disparo rebotó Serrán- (3-1), en la primera llegada del Sevilla en toda la segunda mitad. Con el partido totalmente enloquecido, Coro, que acaba de entrar por Riera, redujo distancias tres minutos después con una espectacular volea pero Capel marcaría el cuarto.