EL PRIMERO. Los azulgrana celebran el tanto de Henry. / EFE
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El Barcelona se coloca a cinco puntos y mete presión al Madrid

Los azulgrana se impusieron en Zaragoza con polémica arbitral Diego Milito envió a las nubes un penalti a favor de los aragoneses

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El Barça acortó distancias con el Real Madrid gracias a un exceso de vista de uno de los asistentes de González Vázquez que le catapultó hacia la victoria ante el Zaragoza (1-2). El colegiado gallego, a instancias de su colaborador, pitó una pena máxima por un control con el brazo de Juanfran, con pinta de involuntario, que Ronaldinho convertiría a siete minutos del tiempo reglamentario para sellar el acercamiento azulgrana al liderato blanco. Esa polémica acción desvirtuó por completo el resultado de un partido en el que los azulgrana tuvieron la fortuna de cara. Primero, tras errar Diego Milito un lanzamiento de penalti, después, gracias a un exceso de celo de un asistente con ganas de rememorar aquel célebre diálogo entre Mejuto González y Rafa Guerrero en el mismo escenario.

En el Barça por fin algo de cordura. Messi empezaba ubicado en la banda derecha con Henry en el centro y Giovani --Ronaldinho ya es un suplente habitual--, en la izquierda para tapar las subidas de Diogo. El tino de Rijkaard tampoco le aportaba excesos ofensivos. A los azulgrana les costaba horrores enhebrar acciones de peligro hasta que Messi se desplazó hacia otras posiciones.

Al Barça no le hizo falta mucho más. La segunda combinación de entidad desniveló el marcador. Henry le ganó la espalda a Sergio para aprovechar con un dudoso control, quizá con el antebrazo, el pase de Deco. A los azulgrana la alegría casi no les dio ni para encarar el descanso. Un error al tirar el fuera de juego generó una internada de Oliveira abortada por Márquez de malas maneras. El mexicano respiraría tranquilo cuando Diego Milito mandó a las nubes la pena máxima.

Ronaldinho marca

El regreso del asueto iba a ser menos favorecedor para los visitantes. El Zaragoza se plantaba dos veces ante las narices de Valdés. El portero azulgrana rechazaba el disparo a bocajarro de Diego Milito. Dos minutos después, Oliveira rompería en velocidad a Márquez para batir la meta visitante con un disparo demasiado cercano y contundente para los reflejos del gran Víctor.

La fuerza física del Zaragoza estaba rompiendo el aparente control del Barça. El partido estaba roto. El balón enloquecía pasando el centro del campo. Los azulgrana restaban a una eternidad de César mientras el Zaragoza sumaba otra ocasión a pelota parada que Sergio no pudo rematar por culpa de la velocidad de Gabi Milito. Rijkaard ya había dotado de más músculo a su equipo con Touré Yayá. Su segundo movimiento ponía en escena a Ronaldinho.

El Barça buscaba salir de la cueva ante un Zaragoza que empezaba a pagar su derroche físico. Dos disparos de Deco pero, sobre todo, otra acción de pistolero de Henry, control y disparo, le volvían a meter en la búsqueda de un triunfo que Ronaldinho sellaría con una pena máxima para el debate.