GANADORA. Una escena de 'Tropa de Elite', de Jose Padilha. / EFE
Cultura

'Tropa de Elite', del brasileño Jose Padilha, se alza con el Oso de Oro

Paul Thomas Anderson gana el Oso de Plata al mejor director por 'Pozos de Ambición' Sally Hawkins, mejor actriz por su papel en la cinta de Mike Leigh, 'Happy-Go-Lucky'

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La película brasileño-argentina Tropa de Elite, de Jose Padilha, ganó ayer el Oso de Oro de la Berlinale, un festival donde el cine latinoamericano brilló y en cuyo palmarés se advierte el sello político del presidente del jurado, el griego Constantin Costa Gavras.

Padilha, con su filme sobre la violencia y la corrupción policial en las favelas, se llevó lo máximo de Berlín, mientras que el mexicano Fernando Eimbcke, exponente de un cine más intimista, ganó el Premio Alfred Bauer y el de la crítica internacional, FIPRESCI.

Tropa de Elite se adentra, cámara a cuestas, en la estrategia a lo Rambo de un cuerpo especial de la policía de Río. Lo cuenta desde la perspectiva policial, a partir de unos pocos miembros de esa tropa y con ocasión de los preparativos para la visita del Papa Juan Pablo II a unas favelas controladas por bandas de traficantes más armadas que esos rambos policiales.

La película de Eimbcke se sitúa en el polo opuesto: ritmo lento, hasta lentísimo, para seguir con pulso magistral a un muchacho de 16 años que recorre la ciudad en busca de un recambio de automóvil y mientras trata de superar el desgarro interior por la muerte de su padre. Al margen del caso de Eimbcke, el sello de identidad del director griego se hizo notar en el Oro para Padilha, un filme de impacto que en Brasil vieron ya 15 millones de espectadores -11,5 millones en copias pirata-, y se extendió a los restantes grandes premios.

El documental Standart Operating Procedure, de Errol Morris, ganó el Oso de Plata o Gran Premio del Jurado, en lo que se considera la decisión más coherente del jurado de Costa Gavras. El filme, primer documental a competición en la historia de la Berlinale, reconstruye a través de las fotografías de torturas a presos iraquíes en Abu Ghraib y también de testimonios de quienes las infligieron, el caso que escandalizó al mundo.

Al margen de la legítima intencionalidad de denuncia, la película fue recibida por la crítica como un producto fallido, más volcado en las declaraciones, y hasta justificaciones de los soldados torturadores que en las víctimas.

El Oso de Plata fue para Paul Thomas Anderson -que ganó el Oro en el 2000 por Magnolia- ahora con otra película de claro contenido político, Pozos de ambición, sobre el nacimiento del capitalismo petrolero descarnado, corrupto y corruptor. Se trata de una cinta épica apuntalada en la soberbia interpretación de Daniel Day-lewis, quien encarna la maldad y la falta absoluta de escrúpulos.

Costa Gavras solo aflojó las riendas de lo político en el reparto de premios a la mejor interpretación. El Oso de Plata para la mejor actriz fue para Sally Hawkins, por Happy-Go-Lucky, de Mike Leigh, y el de mejor actor fue para el iraní Reza Najie, el atribulado padre de familia de Song Of Sparrows, de Majid Majidi.