Turismo accesible MARÍA TERESA FDZ ALLÉS PROFESORA DE ECONOMÍA DE LA EMPRESA DE LA UCA
Aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce a todas las personas el derecho al turismo con las mejores condiciones de acceso y sin discriminación, en la práctica, la existencia de barreras que impiden o limitan el acceso de las personas discapacitadas es una realidad patente en todos los destinos turísticos. La causa de este problema tan generalizado es el siguiente: con frecuencia se olvida que la accesibilidad debe ser entendida en su globalidad, es decir, para que un destino turístico sea catalogado como accesible debe abarcar al conjunto de instalaciones y servicios que configuran la oferta turística (agencias de viaje, oficinas de información, alojamientos, medios de transporte, estaciones, puertos, aeropuertos, restaurantes, etc.) y, ciertamente, este requisito no siempre se cumple. La mera existencia de barreras en una de estas instalaciones ya estaría coartando el acceso de las personas discapacitadas a un destino turístico en igualdad de condiciones. O escrito con otras palabras: ¿De qué sirve que un destino cuente con playas accesibles si no lo son los medios de transporte o los alojamientos que lo integran?
Actualizado: GuardarEn una sociedad avanzada y en una economía moderna, la importancia de los turistas discapacitados es tal que en la última década se ha creado una verdadera disciplina de estudio denominada Turismo Accesible, entendida como aquella que persigue la supresión de las barreras al turismo realizado por personas con discapacidades. No se trata de una simple innovación académica: la relevancia alcanzada por el Turismo Accesible está creando una nueva forma de gestión en todas las empresas del sector turístico, dirigida a mejorar la accesibilidad para las personas discapacitadas, planteada no sólo con intereses lucrativos sino también con fines sociales, y estructurada por cuatro contenidos fundamentales.
En primer lugar, desde el punto de vista social, la mejora de la accesibilidad contribuiría a eliminar las desigualdades en el acceso al turismo, permitiendo a las personas discapacitadas y con movilidad reducida el disfrute y acceso a los servicios turísticos, lo que supondría un incremento en la calidad de vida de estas personas, quienes tendrían que realizar un menor esfuerzo para realizar sus actividades de traslado, hospedaje, restauración y ocio en el destino turístico elegido. Como consecuencia de lo anterior, el destino turístico accesible gozaría de una mejor imagen social al no limitar a ningún tipo de cliente el acceso a sus productos y servicios turísticos.
En segundo lugar, desde un punto de vista económico, ofertar un destino turístico sin barreras, esto es, accesible, permitiría atraer a un segmento de mercado _el de los discapacitados_ de gran atractivo debido al número de ciudadanos que lo integran. En la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud se pueden contabilizar más de 500 millones de personas con deficiencias o discapacidades en todo el planeta y 50 en Europa, de las cuales casi 40 millones viven en algún país de la Unión Europa. En España, según estimaciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadística a través de la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de la Salud, el número de personas discapacitadas asciende a un total de 3.528.221, lo que representa el 9% de la población. Las previsiones de futuro muestran un incremento de las personas que integran ese segmento de mercado debido a que los principales factores causantes de la discapacidad, como son la edad avanzada, los accidentes de tráfico o los accidentes laborales, van en aumento año tras año.
En tercer lugar, no debemos olvidar que cuando los turistas discapacitados acuden a un destino turístico suelen viajar acompañados por otros clientes, razón por la cual son considerados como multiclientes.
Y, en cuarto lugar, dado que la mayor parte de las personas discapacitadas prefieren realizar sus viajes en las épocas de menos afluencia turística, la presencia de los turistas discapacitados en un destino turístico contribuiría a reducir el efecto de la estacionalidad del mismo.
En síntesis, la no existencia de barreras, es decir, la accesibilidad universal, debe ser un objetivo a cumplir por las empresas e instituciones implicadas directa o indirectamente en el devenir de un destino turístico. Sólo la actuación conjunta de todos los integrantes de la oferta turística permitirá crear un entorno turístico que beneficie tanto a los discapacitados como a las empresas turísticas y, en general, al desarrollo económico de España.