«Acabé tan quemada de mi primera etapa que casi me salen sarpullidos»
Tras una década lejos de la televisión, la actriz madrileña regresa convertida en Chali, la madre de Bárbara
Actualizado: GuardarEl salero de Ángeles Martín (Madrid, 1967) sigue repleto de simpatía y garbo. Desaparecida como el Guadiana durante una década, en la que prefirió las tablas del teatro al plató de la pequeña pantalla, ha regresado a la tele por la puerta grande con el papel de la Chali en Yo soy Bea: una madre vivaracha, lenguaraz y «artista del engaño». Musa de Emilio Aragón en Vip noche, su currículo no desmerece: Colegio Mayor, Éste es mi barrio, Querido Maestro, Siete vidas... series de peso que han alimentado el conocimiento artístico de esta actriz de Carabanchel.
-Después de una larga década alejada de la tele, ¿ya tocaba volver?
-Acabe tan quemada en mi primera etapa que casi me salen sarpullidos. Pero decidí regresar porque si no se olvidan de una. Además, la economía teatral está llena de dudas; no así la televisiva, en la que el dinero se esfuma como un sugus.
-¿No le dio pereza tener que volver a los casting?
-Voy a hacer 17 años en la profesión y sí, algo de pereza me dio, pero los tiempos han cambiado. Recuerdo que una vez Amparo Baró me espetó: ¿Te vas a presentar a un casting? ¿Ni se te ocurra! Y mira ahora, ya no cuenta ni cómo te llames ni qué hayas hecho.
-¿No se siente un poco abuela entre tanto jovenzuelo?
-¿Para nada! Es cierto que los intérpretes son cada vez más jóvenes, pero es más por una razón de audiencias que por otra cosa. No tengo nada contra ellos, incluso admiro su seriedad.
-¿Han cambiado tanto las series en este tiempo?
-Sin duda. Ahora hay más dinero y con ello más calidad técnica. Ha mejorado la interpretación y la implicación de la producción. Hay mucho más personal entre bambalinas. Quizá la dirección es lo que menos ha evolucionado.
«Hacer bien mi trabajo»
-¿Resta preocupación aterrizar en una serie de éxito como Yo soy Bea?
-Lo único que me preocupa es hacer bien mi trabajo. Estaba expectante a ver qué tal salía, pero la tele es como el buen tenis, cuando vuelves a coger la raqueta no te olvidas de darle a la pelota.
-La rutina, eso sí, es más llevadera que en el teatro.
-El teatro tiene disciplina y la tele es inmediata. El primero te da la oportunidad de profundizar en el personaje y el segundo son interpretaciones más blancas.
-Esto de ser madre de una pija en la ficción no le pega mucho.
-Tanto Bárbara como la Chali son artistas del engaño. No tienen nada que ver, pero se quieren. Entre ellas prima la tensión y el chantaje fácil, y eso gusta mucho.
-Pero el lenguaje de la Chali no es el de una mujer que vive en el campo, como usted.
-Nací en Carabanchel y la chabacanería la llevo en la sangre. También me fijé en varias amigas para mejorar el registro. El otro 50% es maquillaje y caracterización. Ésa es la fórmula de la buena interpretación.
-¿Algún sueño por cumplir?
-De momento tres: crear una productora, escribir buena poesía y colocar un guión en la tele de una vez por todas... ¿Es que el mercado está muy difícil!