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El presidente traslada al nuncio del Vaticano su malestar con la jerarquía eclesiástica
Ambos intentaron rebajar la tensión entre Estado e Iglesia
Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero y el nuncio apostólico, monseñor Manuel Monteiro de Castro, dieron ayer un primer paso para atemperar las turbulentas relaciones entre el Gobierno y la Iglesia. El presidente del Gobierno y el representante del Vaticano en España se reunieron anoche en la sede de la Nunciatura para intentar rebajar, al calor de un caldito portugués, la tensión disparada por las críticas de destacados miembros de la jerarquía católica contra numerosas políticas gubernamentales. El jefe del Ejecutivo llevó un mensaje contundente al encuentro: hay actitudes que no aceptará.
Los efectos de la visita -prevista para el martes pero postergada después para permitir a Zapatero participar en un acto electoral en Toledo- aún están por ver. Pero el clima previo fue, en cualquier caso, poco halagüeño. Apenas horas antes de que se produjera la cita, el arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, ya la desdeñó por «poco propicia en tiempo de elecciones». Y afirmó que los obispos se sienten «amenazados» por los socialistas «Amenazados, pero no asustados porque, con acuerdos o sin ellos, saldremos adelante; nuestro apoyo es el Señor Jesucristo y no el PSOE», señaló.
El presidente del Gobierno trasladó a monseñor Monteiro su compromiso a no someter los acuerdos con la Iglesia a una revisión, al calor de la polémica. En cualquier caso, los socialistas insisten en que lo ocurrido -la manifestación de apoyo a la familia en la que los arzobispos de Madrid y Valencia, Antonio María Rouco Varela y Agustín García-Gasco, denunciaron que las políticas socialistas «disuelven la democracia» o «hacen retroceder los derechos humanos», y la nota orientativa del voto- obligan a abrir un debate sobre las relaciones entre el Estado y la Iglesia.