EN FAENA. El concejal conileño del PA, Manuel Zara, en su frutería de Cádiz.
CÁDIZ

Político entre melones

El concejal del Partido Andalucista en Conil, Manuel Zara, pasa las mañanas en su frutería, situada en la gaditana calle Guadix

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Huele a cebolla. A nabos. A manzanas. Pero aquí se habla de política. Manuel Zara, de 48 años, concejal del Ayuntamiento de Conil, reparte ciruelas, pesa las acelgas y envuelve un paquetito con ajos a una velocidad pasmosa. Pero pronto regresan las lecciones de política doméstica: «Es importante defender los montes, en especial los enclaves de vegetación mediterránea», asegura este edil del Partido Andalucista. Eso sí, lo explica sobre el cartón con el que enrollará el próximo pedidos de lechugas. Y con un bolígrafo mordisqueado que aprieta con fuerza sobre el mostrador de su frutería, en la calle Guadix de Cádiz. Una especie de adaptación de la novela Doctor Jekyll y Mister Hyde, de Stevenson, en versión concejal-frutero andaluz.

Manuel representa al PA en los plenos municipales conileños. Esto es por la tarde. Las mañanas las pasa enfrascado entre verduras y frutas. «Me enganché a la política para defender el trabajo que hace el agricultor en el campo, en 1979», explica.

Entonces la recién estrenada democracia se desperezaba de un letargo de 40 años. «Yo era un joven veinteañero agricultor y ganadero. Creía que podíamos cambiar el mundo. Y pronto me metí en el mundo de la política», afirma con los codos clavados en el mostrador de la frutería.

Después llegó el ingreso de España en la Unión Europea (1986) y los controles para vender nuestros cerdos en la Unión. «La aparición de la peste porcina dibujó una especie de línea roja. El precio al que vendíamos la carne se desplomó», recuerda Zara con la misma voz profunda y ronca con la que explica que la «verdura la compra a los agricultores conileños», porque la tratan «cuido». O lo que es lo mismo: mimo y cariño.

Es por el agua, asegura. «Conil está construida sobre suelo de cal, que forma muchas cuevas en las que se acumula el agua fresca. Y esto le da muchas propiedades buenas a la fruta», afirma.

El cartón del mostrador se ha transformado en un mapa de historia agraria mezclado con lucha política. Pero al rato este concejal conileño (desde 2003) abandona su traje de Jekyll para embutirse de lleno en su otro Hyde.

«Las ciruelas frescas no llegan hasta mañana, Carmen», suelta.