'Puntodoc'
Tenemos vaticinado que los telediarios terminarán siendo presentados por famosos del cotilleo. Es una consecuencia de la transformación de la tele, que ha dejado de ser medio de comunicación para devenir en expendedor de espectáculo. En el proceso la figura del periodista desaparecerá para ser sustituida por la del comunicador, que tendrá más de showman que de informador. Ya está pasando; como acredita el caso de Javier Sardá, en el que el cambio se ha producido en una misma persona. Se ganará en espectacularidad y se perderá en rigor. Las viejas virtudes se esfumarán -quizá no sea tan grave viendo lo que se han devaluado- y en su lugar surgirán relatos construidos desde el punto de vista del personaje popular.
Actualizado:Ya hay espacio así. Puntodoc, el programa de reportajes con firma de actor de Antena 3 lo es. Pepón Nieto, Luján Argüelles, Blanca Romero y Raúl Nieto participan en él; Tristán Ulloa también lo hizo. Esta semana nos mostró una mirada al botellón, es decir, a la autoaniquilación de los jóvenes españoles a fuerza de alcohol y canutos. Pudimos estar con una cuadrilla de jóvenes que nos ahumaron la vista en la fiesta universitaria del porro, conocimos a una madre que perdió a su hijo en uno de esos océanos de alcohol y, finalmente, nos llevaron de paseo con una singular fauna que, en vez de beber a muerte, toma té y juega a los bolos. El resultado se parece más a la literatura que al periodismo: es una narración cuya correspondencia con la realidad, basada en la imagen, deja demasiadas puertas abiertas a la mirada subjetiva del narrador. La impresión que queda es un poco inquietante; entre otras cosas, por la inhibición del juicio moral.
Los autores han pretendido mostrar la realidad desnuda, sin intermediarios. Esto también es muy literario: recuerda la definición stendhaliana de la novela como «un espejo a lo largo de un camino». Aunque no es el mismo un espejo esgrimido por Stendhal que por Pepón Nieto. Al final, un relato donde la cara del narrador es más importante que los hechos siempre corre el riesgo de la insignificancia. La idea de Puntodoc no es mala, pero falta por ver si realmente será el futuro.