El testimonio sobre Abu Ghraid y un canto vital enriquecen la Berlinale
El publico ovacionó el optimismo de la cinta 'Happy-Go- Lucky' del británico Mike Leigh
Actualizado: GuardarLa Berlinale ofreció ayer una jornada que será recordada por publico y la critica con dos películas de calidad, pero tan diferentes entre si, como el amor a la vida y el drama de la guerra. El publico ovacionó la cinta Happy-Go- Lucky del realizador británico Mike Leigh y abandono el Berlione Palas con la sensación haber presenciado un elogio a la vida personificado por el único ángel de Londres, la joven Poppy, que tiene un grave defecto: ser amable con el mundo que la rodea.
En cambio, la presentación del primer documental a competición en la historia del festival, Standard Operating Procedure, del laureado director americano, Errol Morris, que revive en la pantalla uno de los capítulos más trágicos y vergonzosos en la larga y polémica historia militar de EE UU, las fotografías que muestran a soldados de ese país humillando a los presos en la cárcel de Abu Ghraib, produce una sensación de agobio a lo largo de 118 minutos y deja al desnudo que la miseria humana en la primera potencia militar del planeta esta arraigada en todos los estamentos militares.
El excelente documental de Morris está basado en tres elementos: Las famosas fotografías que impactaron al mundo en 2003; una serie de entrevistas con los protagonistas del escándalo, como la soldado Lynndie England, que aparece en una imagen con un preso atado como un perro y escenas intercaladas, que fueron rodadas para llevar al espectador al momento cuando ocurrió el escándalo.
El resultado de la cinta de Morris es dramático, porque deja claro, gracias a las imágenes y a los testimonios de los protagonistas, que un grupo de soldados estadounidenses, en su mayoría jóvenes, humillaron, atormentaron y torturaron, al menos en un caso, a los presos iraquíes en la cárcel iraquí con un raro sadismo propio de los torturadores de la Edad Media.
«Poppy es una muchacha que ama a la vida», dijo la actriz, que podría ganar un Oso de Plata gracias a su excelente actuación. Poppy es algo más. Su meta en la vida es gozar de lo que tiene a mano, ayudar al prójimo cuando puede y rechazar con una bondad angelical la maldad de algunos seres humanos que se acercan a su vida.
El resultado es una película encantadora y que ofrece una escena magistral: una clase de flamenco impartida por una sevillana que le dice a sus alumnos que el taconeo no es ora cosa que un arma eficaz para marcar el territorio, tanto en la vida como el amor.