El Pentágono pide la pena de muerte para seis acusados de planear el 11-S
Entre ellos se encuentra Khalid Shik Mohamed, cerebro de la operación, preso como los otros cinco en Guantánamo El Ejército de EE UU no ha ajusticiado a nadie desde 1961
Actualizado: GuardarRamzi bin al Shibh dejó grabado el vídeo en el que celebraba su martirio cuando se dispuso a estrellar un avión contra las Torres Gemelas, pero no será Osama bin Laden, sino el Pentágono, el que cumpla su deseo. Un tribunal militar ha recomendado la pena de muerte para él y los otros cinco acusados de planear el 11-S que se encuentran en la prisión de Guantánamo.
La decisión se produce seis años y medio después de los atentados que cambiaron el mundo y costaron la vida a casi 3.000 personas. «No habrá juicio secreto, cada prueba que vaya al jurado estará disponible para que el acusado la revise», prometió el general Thomas Hartmann, consejero legal del Departamento de Defensa. Sin embargo, minutos después, en la misma conferencia de prensa, reconoció que la excepción serán todas las evidencias que comprometan la seguridad nacional.
En cuestión quedan también las confesiones o pruebas que se hayan obtenido mediante métodos de tortura. La decisión estará en manos de la jueza militar Susan Crawford, que antes de presidir la comisión militar ha pasado 15 años en un tribunal castrense de apelaciones. Tantas son las complicaciones legales que puede tener el caso que Jeffrey Tubin, especialista legal de la CNN, auguraba ayer que pasarán años hasta que concluya.
En el banquillo se sentará Bin al-Shibh, considerado el vigésimo terrorista del 11-S, parte de la llamada célula de Hamburgo. El yemení, con asilo político en Alemania, se quedó fuera de la misión porque el 4 de agosto de 2001 los agentes migratorios de Orlando le denegaron el visado temiendo que lo utilizara para trabajar, como hacen muchos de sus compatriotas. Aun así participó en otras tareas de organización y financiación, como la de seleccionar las escuelas de vuelo.
«Combatiente enemigo»
Pero el plato fuerte será Khalid Shik Mohamed, que, según el general Hartman, propuso el plan a Bin Laden en 1996 y coordinó la operación. En un vídeo de su audiencia militar que el Pentágono ha hecho público el preso admite su papel de «combatiente enemigo» y su participación en esos atentados, pero también acusa a sus carceleros de torturas y denuncia que hay muchos reos entre ellos que no son talibanes.
Entre los muchos atentados terroristas en los que dice haber participado de una manera o de otra en los últimos años están los de 1988 contra las Embajadas de Kenia y Tanzania, así como el asesinato del periodista de The Wall Street Journal Daniel Pearl, ocurrido en 2002.
Los otros cuatro involucrados son Ali Abdul Aziz Ali, Mustafá Ahmed al-Hawsawi, Mohamed al-Qahtani y Walid bin Attash. Este último está acusado de dirigir el campamento de Al Qaeda donde entrenaron los secuestradores, además de viajar a Malasia en 1999 para observar el funcionamiento de las aerolíneas estadounidenses. Los otros tres están acusados de haber provisto de financiación y medios a los terroristas aéreos.
EE UU ejecutó en 2006 a 53 personas, pero el Ejército no ha aplicado la pena capital a nadie desde 1961, cuando todavía utilizaba la horca. La prisión de Guantánamo, donde se calcula que quedan 355 detenidos, carece de instalaciones para aplicarla.