La instalación de farolas globo es la más barata, pero la que más luz gasta
Existen dos motivos fundamentales por los que exigir medidas contra la contaminación lumínica: conseguir un cielo oscuro, que haga viable la observación de las estrellas, y fomentar la eficiencia energética. Esto es inviable con las farolas tipo globo, las más baratas a la hora de instalarlas, pero que resultan las más caras porque suponen un enorme derroche de energía y de luz.
Actualizado: GuardarSantiago Julián Alcolea, experto en alumbrado y eficiencia energética de Philips, que ha sido invitado por la Universidad de Cádiz a una mesa redonda sobre contaminación lumínica, sostiene que las llamadas farolas globo tienen un rendimiento y una eficiencia muy baja, ya que la mitad de la luz que emiten va dirigida hacia el hemisferio superior. Esto tiene dos desventajas: por una parte se está desaprovechando energía en forma de luz que no va dirigida al suelo, y por otra aumenta enormemente la contaminación lumínica.
En la actualidad, existen luminarias con rendimientos superiores al 80 por ciento, es decir, de la luz que aporta la lámpara, un 80 por ciento se convierte en luz útil.
En contraposición a las globo, las fotovoltaicas aprovechan la luz del sol y, por tanto, consumen una menor cantidad de energía. Además, este tipo de luminarias no producen ningún tipo de combustión y, por tanto, no generan contaminantes atmosféricos.
Otra alternativa son los LEDs. En un futuro, cuando se consoliden definitivamente en el alumbrado vial, se podrán combinar también con paneles solares. Los LEDs tienen consumos realmente bajos y una larguísima vida.