CON LA Z. El candidato socialista saluda con el signo con el que las personas sordas identifican su nombre y que los artistas que le apoyan han promocionado. / AFP
ESPAÑA

Zapatero llama a movilizarse para lograr una amplia mayoría

El candidato socialista compara al PP con una derecha involucionista y fría con los trabajadores Pide el voto para los que están hartos de una derecha «que no reparte los beneficios ni los sacrificios»

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«Recordad que la derecha siempre es fría con los trabajadores y con la gente, incluso cuando hay prosperidad». José Luis Rodríguez Zapatero se desgañitó como pocas veces para hacer oír su voz entre la algarabía de seguidores entusiastas. El PSOE regaló ayer a su líder un auténtico chute de popularidad, un mitin-fiesta propio de quien ha ganado unas elecciones, pero a doce días del arranque oficial de la campaña. El presidente del Gobierno aprovechó la ocasión para combatir el temor a una crisis económica y se presentó como el único que puede hacer que las clases medias y bajas apenas perciban los efectos de una eventual desaceleración de la economía. «La derecha no gobierna bien cuando hay prosperidad porque no reparte los beneficios y no gobierna bien cuando hay dificultades porque no reparte los sacrificios; siempre van a los mismos», argumentó.

Lugar emblemático

Los más de veinte mil simpatizantes que abarrotaron el Palacio de Vistalegre, en el distrito madrileño de Carabanchel, bramaron al unísono el a por ellos acuñado por los seguidores de la selección española para el mundial de fútbol de 2006 y trasladado de inmediato a los actos políticos de los dos partidos mayoritarios. «Son fríos con aquellos que sólo viven de su trabajo -insistió- aquellos que no tienen de todo y que son la gente a la que nosotros representamos».El acto de Vistalegre -lugar ya emblemático para los socialistas- tenía una función concreta: insuflar ánimos al partido y crear tensión electoral entre sus votantes. La movilización es la clave para una nueva victoria de Zapatero, según los dirigentes de la formación, que se afanan en buscar un equilibrio entre el mensaje de que el PP tiene respaldo suficiente como para darles un susto si se duermen en los laureles, y presentarse como caballo ganador. El recurso del jefe del Ejecutivo fue el del miedo a un partido que, aseguró, quiere «recortar derechos».

En medio del ambiente triunfal -la actuación de Els Comediants?; el vídeoclip en el que Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Miguel Bosé, Ana Belén, Víctor Manuel, Sole Jiménez, Fran Perea y Concha Velasco dan su apoyo a Zapatero y cantan Defender la alegría o las fotografías del candidato en pantalla gigante- pidió un castigo al PP. «Sé que hay una gran mayoría hartos de la derecha, de cómo se manifiesta y cómo actúa -dijo- , pero no basta con estar hartos: hay que levantar la voz, usar la palabra, movilizarse y llevar una gran mayoría a las urnas el próximo 9 de marzo». Apenas faltó un dirigente de peso al evento. En primera fila, el equipo de Gobierno casi al completo y Felipe González, el comodín de los socialistas para atraer a sus votantes más tradicionales, escépticos aún con el actual secretario general del PSOE y recelosos de su gestión en el proceso de paz y el Estatut de Cataluña. También hubo dirigentes autonómicos como el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y el asturiano Vicente Álvarez Areces, o el andaluz, Manuel Chaves que, como los dos vicepresidentes, Pedro Solbes y María Teresa Fernández de la Vega, compartieron atril con Zapatero.

Todos ellos pintaron al PSOE como el partido del optimismo y la convivencia, frente a un PP rancio, involucionista y oligárquico. «Incluso cuando decían que España iba bien congelaron los salarios de los funcionarios, las pensiones mínimas y no hicieron esfuerzos para que se produjera ningún cambio», insistió el jefe del Ejecutivo. En el haber de los socialistas situó, en cambio, la ley de la dependencia, la subida del salario mínimo interprofesional, las pensiones y las becas, las ayudas a la emancipación y la ley de igualdad.

Maestro de la ironía

Solbes -que para muchos de los asistentes, llegados en autobús desde distintos lugares de España, se destapó como un maestro de la ironía- centró sus críticas en el último fichaje de Mariano Rajoy para estas elecciones, el ex presidente de Endesa Manuel Pizarro. Y lo convirtió en símbolo de toda una forma de pensar y actuar en el PP. «Tengo absoluta y plena confianza en este país y en la capacidad de los españoles de salir adelante -dijo- ; tengo ilusión y ganas y fuerzas para avanzar por ese camino y la experiencia de más de 30 años trabajando por el bien no de mis accionistas sino de los ciudadanos».