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ALTO. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. / LA VOZ
Economia

Galán prepara la defensa de Iberdrola

El presidente de la eléctrica estudia cómo reforzarse ante el temor de que EDF y ACS vuelvan a la carga tras las elecciones

ANA BARANDIARAN
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El plan de asalto de Electricité de France (EDF) y ACS sobre Iberdrola ha dejado otra vez al descubierto la vulnerabilidad de la eléctrica frente a un ataque. Aunque su presidente, Ignacio Sánchez Galán, se ha esforzado por ganar tamaño con compras en el exterior -Scottish Power y Energy East- y la compañía ya alcanza un valor en Bolsa de 50.000 millones, no es una fortaleza inexpugnable. Todo lo contrario, puede pasarle exactamente lo mismo que a Endesa. La amenaza ha sido conjurada en el corto plazo gracias, sobre todo, a que la proximidad de las elecciones frena cualquier movimiento.

Pero el gigante galo, al igual que otros grandes grupos europeos como E.on, sigue muy «interesado» en entrar en el mercado español y si es con la compra del líder del sector, mejor. A la vez, la compañía tiene un problema interno no resuelto, que se ha convertido en su talón de Aquiles: su principal accionista, la constructora liderada por Florentino Pérez, no va a parar hasta rentabilizar los 6.000 millones que ha invertido para controlar al 13% del capital. Si no le dejan fusionar Iberdrola con Unión Fenosa, de la que posee un 45%, buscará otro camino para alcanzar su objetivo de «crear un gran grupo energético español donde pueda ser protagonista». Como su plan con EDF, que consiste en repartirse la eléctrica vasca para, con la parte que le toque, configurar un campeón nacional.

En Iberdrola aseguran que no van a tomar ninguna medida extraordinaria para blindarse. «Nuestra principal arma es seguir creando valor», insisten. Sin embargo, Galán ya ha empezado por pedir a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) que limite los derechos de voto concedidos a ACS y nadie duda de que va a explorar todas las posibilidades para defenderse. Al menos hay tres.

EL GOBIERNO

La ambigüedad de Zapatero

A Galán le ha venido de perlas que las negociaciones de EDF y ACS se hayan filtrado en las puertas de las elecciones. Plantear en estos momentos tan delicados la posibilidad de que la joya de la corona del sector eléctrico español vaya a ser «troceada» para terminar, al menos en parte, en manos de un gigante francés controlado por el Estado ha obligado a todos los partidos políticos a posicionarse en contra.

El no al troceo, no al troceo ha sido entonado por Gobierno, oposición, empresarios y sindicatos. El único que no se ha sumado a este clamor es José Luis Rodríguez Zapatero, que se ha limitado a negar haber negociado con el jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, la entrada de EDF en Iberdrola, pero sin cerrar la puerta al desembarco del gigante galo.

Es difícil saber qué se esconde detrás de la ambigüedad de Zapatero. En algunos medios se especula con que fue poco rotundo y claro con Sarkozy en la cumbre del 10 de enero y el presidente de la República francesa entendió que le daba luz verde. Después, al estallar el escándalo, ha querido rectificar, pero sin herir susceptibilidades en el país vecino.

El caso es que sigue siendo una incógnita cómo va a reaccionar si es reelegido presidente y EDF insiste en entrar en España. Según fuentes de toda solvencia, Rodríguez Zapatero considera una prioridad mantener sus excelentes relaciones con Francia, un aliado estratégico en asuntos clave como la lucha antiterrorista y que es, además, su principal cliente comercial -es el destino del 17% de las exportaciones españolas-.

El vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, ha sido más rotundo a la hora de rechazar la idea de que una empresa controlada en un 85% por el Estado se haga con Iberdrola. Para frenar a EDF, el Ejecutivo puede apoyarse en la ley Rato, que permite limitar al 3% los derechos de voto de las compañías de carácter público. Sin embargo, la Comisión Europea ha recurrido esta regulación porque defiende la libertad de movimientos de capitales por encima de todo. Por otro lado, no hay que olvidar que también puede entrar E.on en la puja -incluso estudia una contraoferta, según The Times- y entonces no habría resortes legales para pararle.

La defensa de Iberdrola en su territorio va a ser muy firme. El Gobierno vasco tiene claro que es una empresa estratégica, que aporta a la comunidad más de 1.000 millones de euros al año en impuestos, salarios, compras a proveedores y otros conceptos. Luchará contra cualquier propuesta que no garantice la permanencia del centro de la decisión en el País Vasco.

EL ACCIONARIADO

Un 33% está en manos 'amigas'

Galán cuenta con el respaldo de un 33% del capital en manos amigas. Entre ellas cabe destacar por cercanía a la BBK, segundo mayor accionista por detrás de ACS con una participación del 7,7%. La caja de ahorros apoyó el desembarco de Florentino Pérez en la eléctrica porque consideraba que «podía darle estabilidad». Aunque era obvio que su intención era promover la fusión con Fenosa, entonces no se percibió este deseo como una amenaza. Ahora la entidad financiera no está nada satisfecha con los derroteros que ha tomado el ex presidente del Real Madrid y ha expresado su firme oposición a que la compañía vasca sea troceada.

Además de la BBK, Galán ha ido reclutando a otras cajas de ahorros como Bancaja y las de Castilla y León, que le apoyan sin fisuras. Asimismo, ha incorporado al capital a grandes fortunas españolas como Koplowitz, Osuna o Sánchez Ramade. El problema es que la pasta es la pasta y si ponen sobre la mesa mucho dinero cuesta pensar que al menos parte de estos inversores no vayan a vender.

Tener un núcleo duro sólido es clave para Galán ya que Iberdrola dispone de blindajes como la limitación de voto al 10%. Para eliminarla, se requiere el respaldo del 75% del capital presente en la junta. En caso de que se presente una OPA por el 100%, esta cláusula queda sin efecto, aunque el ofertante debe alcanzar los dos tercios del capital -66%- si se paga en metálico y el 75% si en con papel. Por eso es lógico pensar que Galán va a tratar de reforzar la base de accionistas amigos, a pesar de que no son muchos los bolsillos en España con capacidad para tomar posiciones en Iberdrola. Un dato curioso: sin contar con la BBK o Juan Luis Arregui, un 10% del capital -5.000 millones de euros- está en manos de distintas familias vascas.

FUSIONES O COMPRAS

La opción de Gas Natural

«Con la normativa española, 1+1 arroja un resultado inferior a 1». Ha sido la repetida respuesta de Galán a la pregunta sobre su posición respecto a una fusión nacional. El presidente de Iberdrola considera que la legislación nacional hace inviable una integración dentro de las fronteras porque impone desinversiones excesivas. Por esta razón se ha opuesto a la unión con Fenosa y se ha lanzado a crecer en el exterior, con las compras de la británica Scottish Power y la norteamericana Energy East.

Sin embargo, el acoso de EDF y ACS podría forzar a Galán a replantearse una fusión con Gas Natural, controlada por La Caixa y Repsol. Es una combinación que ya se ha contemplado en otras ocasiones y que gusta a la BBK, siempre que se garantice que la sede de la pata eléctrica del grupo permanezca en Euskadi. No obstante, fuentes cercanas a la compañía Iberdrola advierten de que la caja catalana, liderada por Isidre Fainé, se resiste a que el canje refleje la diferente dimensión de ambas compañías -la firma catalana está valorada en Bolsa en 17.000 millones-.