Luis Gómez, veterinario de Villamartín. / A. R.
Ciudadanos

Un veterinario inspecciona y controla todo el proceso

Los veterinarios poseen un periodo de solicitud, generalmente la primera quincena de octubre, para pedir a la delegación provincial de Salud la autorización para poder inspeccionar las matanzas de cerdos domésticas. Una vez que las autoridades sanitarias valoran las mismas se crean listados de veterinarios autorizados, para cada uno de los distritos sanitarios. Su papel en las matanzas comienza unos días antes del sacrificio. El profesional debe de hacer una extracción de sangre al animal en el campo para analizarla, una vez que llegan los resultados, éstos deben ser positivos para que siga adelante el proceso.

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El día de la matanza, el veterinario debe de estar presente en el proceso del sacrificio, realizando la labor de inspección. Al llegar al lugar debe de comprobar, con una inspección ante mortem, si el animal presenta algún síntoma de alguna enfermedad que no recomiende su sacrificio. Si la misma es positiva se procede al sacrificio del animal.

Tras la actuación, los veterinarios tienen la obligación de enviar al distrito sanitario correspondiente, en el plazo máximo de 48 horas, un informe con todas las actuaciones que se han llevado a cabo.