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Cartas

Sesenta años de Gilda

Hace ahora sesenta años del estreno en España de Gilda de Charles Vidor. Atrás quedaba una guerra tras el golpe de Estado de 1936, aún eran tiempos de la llamada por los vencedores «cruzada de liberación», este filme hizo historia, dado el escándalo de inusitadas proporciones que significó su exhibición en nuestro país en 1948.

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Esta obra cumbre del mejor cine negro, tenía en su protagonista femenina principal Rita Hayworth -cuyo verdadero nombre era el de Rita Cansino, de padre español-, que dada la extraordinaria y exuberante belleza de la despampanante actriz y su forma singular de desenvolverse en la ficción en la más absoluta libertad, desencadenó, todo un aldabonazo contra aquella reprimida sociedad de «valores patrios».

La implacable censura fue inmisericorde con ella, suprimiendo sin contemplaciones todo lo que pudiese alterar lo más mínimo «la moral y las buenas costumbres» de un régimen dictatorial. En estas estimaciones retrógradas no podían faltar las interpretaciones de toda índole y equívoca base, que delirantemente se incitaron a hacer y se llevaron a cabo del famoso strip-tease, cuando la bellísima y espléndida Rita Hayworth se quitaba un guante.

Frases publicitarias y veraces como: «Nunca hubo una mujer como Gilda», y frases entonces escandalosas como: «si fuera rancho me gustaría llamarme tierra de nadie», las canciones plenas de una hermosa sensualidad y sutileza fueran el detonante para que el espectáculo estuviera servido, tanto en la sala de proyección como fuera de ella, en donde las integristas de siempre, lanzaban tinteros sobre las pantallas, señoras con reclinatorio incluido rezaban por los grandes pecadores que se acercaban a las taquillas. Rita Hayworth logró la inmortalidad como todo importante clásico, otra cosa es que nadie condenara el mal trato padecido por parte de su pareja masculina. Desgraciadamente el mal trato continúa y no sólo en la ficción de la ya mítica Gilda.

Alfonso Aguirre Cabezas. Puerto Real