El otro aniversario
Apenas quedan cuatro años para la celebración del bicentenario de la Constitución de 1812 y parece que fue ayer cuando tuvieron lugar los actos conmemorativos de su 175 aniversario.
Actualizado:En una escala mucho mas modesta de lo que hasta ahora se programa con respecto el bicentenario, la efeméride se celebró en 1987 con toda dignidad aunque no estuvo exenta de alguna que otra polémica suscitada por la actitud incomprensible de un reducido grupo de supuestos liberales que pretendía tener un protagonismo que de ninguna manera le correspondía por su escasa o nula representatividad política. Tal vez esa polémica fue la causa de que el rey no asistiera a algunos de los actos previstos para la ocasión.
Como ocurre casi siempre en este tipo de acontecimientos hubo voces discordantes y opiniones encontradas. En fin, lo habitual en estos casos. Todavía recuerdo un divertido artículo, un tanto pintoresco, publicado en una revista semanal de amplia divulgación en todo el país donde el autor, que presume de liberal, informaba a sus lectores que el alcalde de Cádiz había prohibido al dueño de un restaurante que sirviera comidas a los liberales. La verdad es que nunca he conocido un alcalde que gozara de un poder tan peculiar. Más de un lector pensaría que son cosas de Cádiz. Una gracia.
Al margen de anécdotas más o menos curiosas, debo decir que el programa se desarrolló con entera normalidad. Se publicaron interesantes trabajos sobre la constitución del Doce, se editaron unos bonitos sellos conmemorativos, no faltaron los conciertos de rigor ni tampoco las conferencias relacionadas con temas constitucionales. Entre ellas destacaría la impartida en el salón de plenos del Ayuntamiento por Francisco Tomás y Valiente, presidente del Tribunal Constitucional, años más tarde asesinado por ETA. Me llamó la atención su honestidad intelectual, sus profundos conocimientos constitucionales y su sencillez.
Pero de lo que guardo un recuerdo imborrable es de la procesión cívica integrada por la Corporación Municipal y representantes de los diversos estamentos políticos y sociales. La solemne comitiva partió del Ayuntamiento una mañana soleada de invierno hacía la iglesia de San Felipe Nerí. Allí se descubrió una placa alusiva a la constitución de 1812. Mientras se descorría la cortinilla que la cubría, la gente que abarrotaba la pequeña plaza guardó un respetuoso silencio que al instante fue roto por un intenso e interminable aplauso. No hubo ni música ni discursos. Se reservaron para el acto que tuvo lugar ante en el monumento de las Cortes de Cádiz en la plaza de España. Se diría que el espíritu del XVIII aleteó sobre los congregados durante unos momentos mágicos. El mismo espíritu que cinco años más tarde se apodera de los gaditanos con motivo de la celebración de la Gran Regata Colón 92. Estoy seguro que si somos buenos y benéficos, como nos exige la constitución de la Pepa, volveremos a disfrutar de ese ambiente único que nos legó nuestro siglo de oro.