El tesoro de Gasol
Esta semana no he podido evitar echarle un vistazo a un Gigantes que todavía conservo. En la portada se puede observar a un grupo de amigos radientes, felices y exultantes con sus medallas de oro que les acredita como campeones del Mundial Junior de Baloncesto.
Actualizado: GuardarFue allá por el año 99 en Lisboa y parece que fue ayer cuando Pau Gasol y compañía iniciaban un camino de ensueño. Prometían y la mayoría, ha cumplido. Y eso que Gasol no fue de los más destacados en ese campeonato pero, ni falta que hizo para que los entendidos no tuvieran dudas de que tarde o temprano despuntaría. Se le criticó en un primer momento su escasa potencia física. Bien es cierto que su apariencia era la de un chaval demasiado delgado y algunos pensaron que bajo el aro tendría poco que decir. No sólo no es cierto sino que lo mejor está aún por llegar, como diría un presidente cuyo nombre aquí no viene al caso. A pesar de saber lo bueno que es, todavía no puedo creerme que Gasol vista la camiseta de los Angeles Lakers y, encima que lleve a su espalda el número 16. Al igual que a las grandes estrellas, le han permitido conservar su número de siempre; un número emblemático si tenemos en cuenta que coincide además con el glorioso día en el que el insuperable Kareem-Abdul-Jabbar vino al mundo, justo el mismo día de abril que una humilde servidora lloró por primera vez, aunque por supuesto, con algún que otro añito de diferencia.
Recién llegado de currarse su primera temporada en la NBA... lejos queda aquel verano en Málaga donde, agotado ya de tanta entrevista y tanto agasajo, no tuvo reparos en atender a un sencilla admiradora como yo. Y lo hizo con una amplia sonrisa. Espero que sea aún mayor la que luzca cuando gane su primer anillo en la que dicen la mejor Liga del Mundo.