La Glorieta | Cómo te sube el pan, Cañete
LA GLORIETA El jerezano Arias Cañete tiene esa extraña virtud de subir el precio del pan imaginario cada vez que abre la boca. O necesita con urgencia un asesor de imagen, o el que tiene es un infiltrado de la vieja guardia socialista. Simplemente voy a transcribir lo que acaba de soltar por esa boquita nuestro aspirante a mandar algo: «La mano de obra inmigrante no es cualificada. Ya no hay camareros como los de antes, que pedías un cortado y te lo traían con eficacia». Después de esto...¿hace falta decir algo más?
Actualizado:Bueno, voy a dejar pasar de largo, aunque oliendo de refilón, ese tufillo señorito que destilan esas palabras. El mismo que emana el ordeno y mando o aquel que vocifera quien la razón rara vez está de su parte. No sé cuáles son las predilecciones en cuanto a bares de Cañete, pero tengo claro que será difícil que coincidamos en las mismas tascas. Sí, en esa donde trabaja a tiempo parcial el universitario que se dobla la espalda para no abrir aún más el agujero del bolsillo de sus padres. O en esa bonita cafetería de diseño, donde son capaces de cobrarte más de dos euros por un café, servido por una recién divorciada y antaño ama de casa, que sueña con ser mileurista.
No sé si el jerezano, antes de convertir al gremio de camareros en inmigrantes (aunque haya nacido alguno en La Viña, Triana o Lavapiés), se ha parado en analizar sus nóminas. Pero claro, eso te lleva querido Miguel a un fondo que los políticos siempre tratáis de no tocar. La culpa de que tu café no esté a tu gusto, está en aquellos mismos que a fuerza de bajos salarios, jornadas de trabajo interminables y el robo de unos cuantos derechos, han logrado que los profesionales de la hostelería sean un lujo del que se puede prescindir.