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DUETO. Anderson y Day Lewis, a la entrada del festival. / EFE
Cultura

'Pozos de ambición', primera cinta favorita para el Oso de Oro en el Festival de Berlín

La cinta de John Paul Anderson muestra el viaje vital hacia el infierno de un magnate petrolero, Daniel Day Lewis

ENRIQUE MÜLLER
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El presidente del jurado de la Berlinale, Costra Gavras y sus colegas, tienen un problema que les acompañara a lo largo del festival y que solo podrá ser resuelto cuando se anuncien los palmarés para la mejor película y el mejor actor. ¿Qué premio le pueden otorgar a la película There Will Be Blood (Pozos de Ambición) dirigida por John Paul Anderson, uno de realizadores más brillantes de EE UU y al gran actor Daniel Day-Lewis, el protagonista de la cinta? Si la justicia reinara en la Berlinale y los jurados dejaran de lado un raro síndrome anti-Hollywood, que les impide premiar a las grandes superproducciones americanas, nadie protestaría, si deciden otorgan el Oso de Oro a Pozos de Ambición y el Oso de Plata a la mejor actuación a Daniel Day-Lewis.

No es una exageración. Con 38 años cumplidos, John Paul Anderson tiene éxito en narrar una epopeya americana de dimensiones casi bíblicas, en cuyo centro se encuentra un personaje, Daniel Plainview (Daniel Ley-Lewis), una especie de profeta en una tierra donde no existe Dios, pero donde hay mucho dinero y un desierto que flota sobre petróleo.

Como en la Biblia, el comienzo muestra la soledad de un hombre que escarba la tierra en un pozo oscuro en busca de metales preciosos. En las próximas dos horas y media, Plainview se transforma en un magnate petrolero y, a la vez, en el protagonista de la historia de su país a comienzos del siglo XX. Una historia marcada por la riqueza petrolera, bañada por sangre humana y acompañada por H.W, un niño huérfano que lo acompaña en su largo recorrido por el que un miserable minero se convierte en un capitalista feroz, sin sentimientos y desconfiado de todos los seres humanos que lo rodean, condenado al infierno de la soledad.

Anderson se inspiró en la novela Petróleo, escrita por Upton Sinclair en 1927 para llevar a la pantalla su epopeya. Él mismo escribió el guión y tuvo la suerte de contar con Daniel Ley-Lewis para poder darle vida a Daniel Plainview. Pocas veces en la historia del cine , un actor es capaz, como lo hace el actor ingles, de convertir al espectador en un cómplice silencioso de su avaricia, su obsesión, su desconfianza y de la tragedia inminente.

Gran interpretación

No es gratuita la elección de Ley-Lewis para optar al Oscar como mejor actor por su papel en Pozos de Ambición. El actor parece haber invadido cada átomo de la existencia de su personaje con una intensidad que desconcierta.

«Cuando leí el guión no tuve ninguna duda en aceptar el papel», admitió el actor, que fue recibido con una ovación por la crítica que llenó la sala de prensa del Festival. «Hacer una película es como perforar un pozo de petróleo. No se sabe si saldrá algo, pero uno sigue perforando y cuando uno encuentra algo, siempre quiere más», dijo el director, al reflejar el estado de animo que le invadió cuando estaba rodando Pozos de Ambición.

No es peligroso afirmar que la cinta de Anderson marcará con su calidad el resto del festival, como ocurrió hace ocho años, cuando el director presentó su película Magnolia, que terminó recibiendo el Oso de Oro. ¿Se repetirá la historia?

Como suele ocurrir cuando el público y la critica tienen la ocasión de presenciar una gran película, la presentación de Pozos de Ambición opacó totalmente a las otras dos cintas que fueron proyectados en el marco de la competición oficial, la china In Love We Trust, una historia tierna que relata el drama de una pareja separada, que están obligados alumbrar una nueva criatura para salvar la vida de la hija común, enferma de leucemia. La cinta finlandesa, Blake Ice defraudó a todos.