Vuelta de Hoja | El Lute y su sombra
Las redenciones no son fáciles, en especial si el encargado de hacerlas es la misma persona que desea redimirse. El quinqui conocido por El Lute consiguió, a puro pulso y a fuerza de hincar los codos, ser don Eleuterio Sánchez. Logró ser otro, pero al parecer no consiguió que olvidáramos quién fue. Decía Paul Valery que todo poema debe ser una empresa de rectificación interior; pues bien, la vida de El Lute, que pertenece a la épica, intentó ese camino. Estaba hecho de la materia de los conquistadores, de los capitanes de los Tercios, de los juglares que llevan la vida jugada y «andan a mucho peligro». Su leyenda se elaboró con sus fugas de la cárcel, ya que evadirse es la primera obligación de todo cautivo, y se hizo un hombre de bien cuando ya era un hombre hecho y deshecho. Ahora, él, que pudo saltarse las rejas de la cárcel, no puede saltarse su sombra.
Actualizado: GuardarTodos somos como somos, como creemos ser y como nos ven los demás. Hay para dar y para escoger. Sobre este hombre sigue gravitando su pasado y ahora está envuelto en otro lío. Pasó de las esposas que le puso la Guardia Civil a la esposa que se puso él solo. Al parecer congenió más con la primera pareja, que se limitó a detenerle cumpliendo con su obligación, que con la pareja que le cayó en suerte o en desgracia. El terrible vínculo le ha llevado a la situación actual y su ex ha acusado de malos tratos a este hombre tan mal tratado por la vida.
No sé quién lleva razón, ni me importa demasiado. Lo que sí me importa es la destrucción de un mito. El hombre que se reconstruye con sus propios escombros está amenazado con volver al banquillo y debutar en una nueva celda. Niega él todas las acusaciones. El célebre prófugo puede volver a estar de actualidad y el juicio se ha vuelto a aplazar. ¿Ánimo, don Eleuterio! De trances más difíciles ha salido usted.