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Los ataques de los ultraconservadores empañan el triunfo de McCain

Huckabee se perfila como el aliado del senador por Arizona para vencer los recelos de los 'ultras' republicanos

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Si John McCain es el nominado, Rush Limbaught dice que destruirá al Partido Republicano. Anne Coulter, que antes vota por Hillary Clinton. Y James Dobson, que se queda en casa.

Son las tres voces conservadoras más populares de las ondas del país, con millones de oyentes detrás. A esa fuerza que da voz a la base más tradicional del partido es a la que se enfrenta ahora el senador de Arizona, después de haberse impuesto en las urnas como el favorito.

La victoria del Supermartes no fue fácil y le tuvo en ascuas hasta el último momento, pero al final, una vez que cayó California en su marcador, nadie tenía dudas de que era el triunfador de la noche. Pese a su amplia ventaja todavía no cuenta con suficientes delegados como para que se le pueda coronar. La cuestión es si los conservadores desean seguir abriendo la brecha del desaliento en el partido apoyando a Mitt Romney o le piden que se retire para cerrar las heridas y empezar a trabajar en las elecciones del próximo mes de noviembre, antes de que sea demasiado tarde.

Eso era lo que se discutía ayer en las muchas y secretas teleconferencias que se produjeron a lo largo y ancho del país entre los jerarcas del partido de Ronald Reagan y George Bush. Ambos candidatos tendrán hoy la oportunidad de defender su caso durante la Conferencia de Acción Política Conservadora que se celebra en Washington. McCain tendrá que convencer a sus correligionarios de que aunque sus mejores aliados sean moderados como Rudy Giuliani, Arnold Schwarzenegger y Bob Dole, es un digno hijo de Reagan, duro como el que más.

El segundo de abordo

Para todos los medios de comunicación, John McCain era el triunfador de la noche, pero Romney tenía una lectura muy distinta. «Mi esposa Ann vino y me dijo: 'Lo único claro de esta noche (por la del Supermartes) es que no hay nada claro'. Y yo creo que se equivoca: lo único claro es que esta campaña continúa». Pero ayer todos sopesaban cómo seguir adelante después de no haber ganado ni uno de los estados relevantes que se han jugado hasta ahora.

Mucho mejor le fue a Mike Huckabee, que tenía a su favor las bajas expectativas de una campaña tan modesta que a menudo es poco más que una empresa familiar. El predicador baptista demostró el martes su tirón en el cinturón evangélico del sur, donde ganó Arkansas, Alabama, Georgia, Tennessee y Virginia Occidental.

Hacer méritos

El analista John Mercurio cree que Huckabee está haciendo méritos para ser el segundo de abordo en la candidatura de McCain. Si le ficha como vicepresidente puede dar por cerrada la competición. Su presencia sería la inyección de juventud que necesita la campaña del septuagenario senador por el estado de Arizona.

Lo que parece que no hará es retirarse de la contienda hacia la Casa Blanca, ahora que tiene méritos para seguir en ella, por mucho que Romney le acuse continuamente de ser el aguafiestas que le roba el voto conservador.

Dicen los analistas que entre ambos existe una animadversión personal que pasa por la religión pero va mucho más lejos. Según estos, Huckabee no hará nada que pueda ayudar a Romney, así que al ex gobernador de Massachusetts le ha llegado con toda seguridad la hora de la verdad.