Obama y Hillary prolongan el suspense
Los resultados del 'Supermartes' no aclaran el liderazgo demócrata tras ganar el senador en más estados, pese a superarle Clinton en delegados
Actualizado: GuardarUn tornado llamado Obama arrasó el martes los estados de la América profunda, y a diferencia del que sembró la muerte en el sur, provocó gritos de júbilo. El candidato afroamericano había empezado la noche perdiendo en los estados liberales de la costa este, pero logró dar la batalla a Hillary Clinton y dejar la contienda en tablas gracias al insospechado apoyo de los blancos de zonas rurales, un hueco que había dejado John Edwards.
Kansas, Missouri, Utah, Colorado, Idaho y Minnesota son bastiones republicanos donde Hillary, favorita de los menos favorecidos, se llevó el voto rural, pero Obama triunfó en las ciudades, que por ser los distritos más poblados otorgan el mayor número de delegados. Tal fue el vuelco que pasada la medianoche la agencia AP tuvo que retirar la victoria que le había dado una hora antes a Clinton en Missouri. El mapa del estado era totalmente celeste, el color que indicaba los triunfos de la ex primera dama, pero Obama se llevó todo San Louis, la capital.
Es un dato que proporciona a su campaña un fuerte argumento para convencer a los dinosaurios del partido de que es el único que podrá ganar a los republicanos en noviembre, cuando lo que se dispute sea la Casa Blanca y no ya la nominación demócrata. Estos pesos pesados del establishment ostentan el voto de los 796 superdelegados que en la convención tendrán tanta importancia como ahora los ciudadanos.
Obama se llevó más estados (13 frente a 8, a falta de que se decida Nuevo México) y más delegados electos según algunos cálculos, mientras que Clinton se colgó los premios gordos de la noche y más delegados en total, contando a los superdelegados del partido. Ambos senadores ganaron en sus feudos (Illinois y Nueva York), pero la diferencia es menor de cien delegados, lo que no resuelve nada.
Para los seguidores de Obama la noche empezó fría. Clinton barrió en Nueva York y Nueva Jersey, gracias al voto latino, y se llevó una victoria que asestaba un golpe moral: Massachusetts. En el reino de Camelot los Kennedy habían salido a apoyar a Obama con tanto fervor que se les creía capaces de mover montañas. El senador de ese estado John Kerry también le respaldaba, y hasta el gobernador, Deval Patrick. Pero no fue suficiente para vencer el legado de popularidad de los Clinton.
Agradecido a los Kennedy
«A nosotros no nos ha sorprendido», aseguró Kerry. «Hace dos semanas Hillary hubiera barrido porque le sacaba 20 puntos, pero gracias a que hemos dado la pelea Obama se ha llevado cerca de la mitad de los delegados, y eso es lo que cuenta». Así valoró también ayer Obama el apoyo de los Kennedy. «Sin ellos nunca hubiera logrado ganar en Connecticut ni quedar tan cerca en California, Arizona y Nuevo México».A lo Kennedy había sido también su discurso triunfal del Supermartes, que contenía una súplica acuciante: «Os necesito», imploró a los escépticos. «Necesitamos vuestra ayuda para demostrar que en EE UU la gente ordinaria puede seguir haciendo cosas extraordinarias». Si Obama superó algunas de sus asignaturas pendientes llevándose el voto blanco en estados como Georgia, donde lo compartió ecuánimemente con Clinton, y mejorando sus malas notas entre los latinos de Arizona, donde remontó hasta el 40%, Hillary se redimió entre los jóvenes de California y consolidó el voto de las mujeres. Allí y en Massachusetts arrasó entre los electores de 18 a 29 años, dos de sus mejores victorias de la noche.
«Los jóvenes se merecen un mundo de oportunidades», clamó en su discurso. También ella quiere ser la gran unificadora del partido, por eso presumía de haber ganado entre «gente de todos los colores, todas las edades, todas las religiones y todos los caminos de la vida», recitó. «Después de siete años de (tener) un presidente que sólo escucha los intereses especiales (de las grandes corporaciones) estáis listos para un presidente que lleve nuestra voz, nuestros sueños y nuestros valores a la Casa Blanca», añadió.
Sin competidores y con la fuerza de haber doblado en participación a los republicanos, ambos miran ya a noviembre. «Le debemos al pueblo estadounidense que tenga una verdadera alternativa», dijo Obama, que tácitamente acusó a la ex primera dama de ser la espoleta que necesitan los republicanos para levantarse. «Se trata de ir a estas elecciones con los republicanos e independientes ya unidos contra nosotros o ir con un candidato que ha unido a estadounidenses de todos los partidos, los medios sociales, las razas y las religiosos en torno a una idea común», gritó.
Para Clinton su fuerza está en la piel de elefante que ha desarrollado con los ataques de la derecha. «Sabemos que no entregarán la Casa Blanca sin pelea. Dejadme deciros que yo no permitiré que nadie swift boated el futuro de este país», prometió en referencia a los calumniosos ataques a Kerry de los republicanos, nombre de las patrulleras de la guerra de Vietnam en las que Kerry ganó sus medallas.