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Sociedad

El final del resfriado

El diseño del primer ratón capaz de contraer el catarro humano abre las puertas al desarrollo de una vacuna contra uno de los problemas que más bajas provoca

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MMerece la pena invertir dinero en la vacuna del catarro? ¿En un mundo donde existen enfermedades incurables que se llevan cada año la vida de millones de personas, qué sentido tiene dedicar fondos a la investigación de un problemilla que puede superarse con un pañuelo y un par de medicamentos contra el moqueo y el dolor de cabeza? Pues mucho.

Las compañías farmacéuticas tienen básicamente dos objetivos. Como laboratorios, una de sus misiones es la de contribuir a mejorar las condiciones de salud de la humanidad. Como empresas, están obligadas a dar a sus propietarios el mayor beneficio económico posible. Y ahí es dónde entra la lucha contra el resfriado.

Científicos del Imperial College de Londres, una prestigiosa universidad británica, han logrado modificar genéticamente un ratón para hacerlo vulnerable a los más de 100 rinovirus que provocan la mayor parte de los resfriados. No ha sido un capricho de un grupo de investigadores universitarios. El resfriado común está considerado como la enfermedad que más bajas laborales provoca en el mundo. El objetivo que buscan, el antídoto contra el catarro, más allá de un negocio para la compañía que lo logre comercializar, podría suponer un ahorro significativo para las empresas más castigadas por este problema de salud.

Un dato que da una idea de la magnitud del proyecto en marcha es la cantidad de catarros que padece la población. Los adultos se calcula que superan cada año la embestida de dos o tres virus catarrales; los niños, más expuestos y con menos defensas, entre seis y diez. Para la mayoría de las personas, un proceso infeccioso de este tipo es sólo una molestia, que puede prolongarse más o menos tiempo. Hay más de 200 virus y bacterias que provocan el catarro y lo normal suele ser resultar invadido por uno y antes de haber superado la enfermedad estar afectado por otro.

En la mayoría de los casos, en definitiva, el problema se limita a un dolor de garganta más o menos intenso, la nariz tapada, dolor de cabeza provocado por la dificultad respiratoria, tos y moquillo. Lo peor, muchas veces, es esa agüilla que acaba por irritarte la nariz y que no te deja olvidarte del catarrazo que has pasado. Pero en otras ocasiones, no es tan sencillo. En personas con problemas respiratorios, como asma, o bajas de defensas, un catarro puede significar la muerte.

Sesenta años de estudio

Por todo eso, la reconocida revista científica Nature Medicine ha recogido en sus páginas el logro de los investigadores del Imperial College. La consecución de un ratón modificado genéticamente para ser utilizado como modelo para la experimentación de terapias abre la vía a nuevos y más potentes fármacos, incluso a vacunas contra la enfermedad. ¿Es posible que no se consiga, que tarden años en alcanzar la meta que se busque? Por supuesto. Incluso es posible que todo lo que se ha conseguido hasta ahora no sirva para nada. Pero el paso que se ha dado permite albergar esperanzas.

¿Qué se ha hecho? La epopeya contra el constipado arrancó hace más de sesenta años, en 1946, cuando el Consejo de Investigación Médica de Gran Bretaña puso en marcha una unidad para la investigación del catarro, que se llamó Unidad del Resfriado Común y que se vio obligada a bajar la persiana en 1989. Todos los esfuerzos por dar con un antídoto contra la enfermedad resultaron baldíos. Eran demasiados los gérmenes que se trataba de combatir.

Más de medio siglo después, el virólogo Sebastián Johnson ha conseguido por primera vez que un ratón estornude. Es la primera ocasión en que un animal diferente al hombre o al chimpance contrae el resfriado común y se hace vulnerable a más de un centenar de rinovirus. Los rinovirus son virus que afectan a la nariz, responsables de los resfriados y de otras enfermedades respiratorias. No son, sin embargo, sus únicos causantes. Otros microbios, como los adenovirus, también son capaces de desencadenar procesos catarrales y de inflamación de los bronquios.

Barreras saltadas

El equipo de Johnson descubrió que el virus del catarro se reproducía dentro de las células de los ratones con la misma facilidad que en las personas. Las células de los roedores disponen, sin embargo de un mecanismo que impide que el virus penetre en su interior. No se contagian. ¿Qué había que hacer? Saltarse las barreras. La modificación genética que han hecho en los ratones es algo así como diseñar una especie de llave que descerraje la puerta de acceso a la célula.

«Los rinovirus no son virus inocentes. Matan a mucha gente. Sólo hay que pensar en todos los que mueren víctimas de los ataques de asma aguda, bronquitis crónica o del enfisema», afirmó el investigador británico. ¿Es importante su hallazgo? Sí, relativamente, según explica el especialista Juan Goiria, presidente del Observatorio de Vacunación en el Ámbito Laboral (OVAL) y de la Academia de Ciencias Médicas.

El trabajo desarrollado por el equipo británico abre las puertas a la consecución de cultivos celulares para la producción tanto de medicamentos como de vacunas. Sin embargo, en el supuesto de que lo consigan, está por ver el nivel de eficacia del preparado. Si el prototipo diseñado es capaz de invalidar la acción de 50 virus catarrales, que no son uno ni dos, sólo será eficaz en un 25%, porque aún quedarán en el ambiente otros 150 agentes capaces de provocarle a uno un resfriado.

«Es un primer avance, muy importante, en la búsqueda de un antígeno contra el resfriado común, pero aún queda mucho camino por recorrer», resumió el especialista. «Es muy complicado desarrollar una vacuna contra todos los virus». Más de 200.