MAR ADENTRO

El Carnaval y una fotografía de José Luis Roca

Ignoro qué será el Carnaval, pero dudo que pueda encuadrarse bajo dicho supuesto al tractor de la batea de Muchos humos -y nunca mejor dicho-, disolviendo a las bravas a una chirigota ilegal, en la esquina entre las calles Barrié y Novena.

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Más allá de la anécdota, no cabe reducir el Carnaval extra-carnavalesco contemporáneo a las indumentarias de las culturas que empiezan a asentarse en nuestro suelo: baste con contemplar la ropa ceremonial de nuestros obispos para comprobar que cualquier liturgia o confesión religiosa sigue teniendo mucho de teatro.

Y qué decir de las campañas electorales en las que los lobos se visten frecuentemente de corderos. Un Carnaval en estado puro que oculta cómo las bateas del poder intentan arrollar siempre al pueblo llano, que sigue siendo una modesta chirigota ilegal en las encrucijadas de la historia.