Miradas al Alma | La Fantasía de Tolkien, por Jesús Soto de Paula
De entre las muchas cualidades de los escritos de J.R.R. Tolkien, lo que más me impresiona es su capacidad para hacerte creer en ello; creer que realmente existió una tierra plagada por elfos, orcos, dragones y todos esos seres imaginarios que metafóricamente se asemejan a muchos de nuestro tiempo, pues el mal y el bien siempre existieron, existen y existirán. Aquella mastodóntica obra maestra, la Trilogía de El Señor de los Anillos, sólo está al alcance creativo de un soñador aventurero con una imaginación inusual. Su narrativa atesora una
Actualizado: Guardarextraordinaria dosis de emoción subliminal llevada siempre al límite, lo cual te engancha desde las primeras páginas.
Este inglés amante de la naturaleza deja mostrar, por otro lado, su amor a la vegetación, a los bosques frondosos, a los verdes prados o a las borrascosas montañas; pues siempre el paisaje adorna esas terribles batallas donde el cielo se cubre de flechas, creando una atmósfera fantasmagóricamente oscura de sangrienta tierra. Hace pocos meses, sus sucesores familiares rescataron y ordenaron muchos de sus escritos para mostrarnos Los Hijos de Hurín, otra aventura épica de fantasía. Una obra maestra con su inconfundible sello con el que vuelve a sorprender. El honor, la gratitud, la lealtad y la lucha son valores indispensables que deja entrever en sus hazañas, las cuales nos hacen pensar en su propósito por creer en un mundo mejor. Su nombre es la principal fuente de inspiración para millones de fieles en todo el mundo, de hecho, sería casi innumerable la cantidad de escritores actuales influenciados por su estilo; un estilo que, como digo, podría trasladarse a nuestros días, pues sus extravagantes personajes no le van a la zaga a muchos que nos rodean. Leer para creer.