LUCES Y SOMBRAS

La fuerza del Concurso

La implantación de la democracia en España supone, entre otras muchas cosas, la potenciación de las fiestas populares y sobre todos la recuperación de aquéllas donde la libertad de expresión juega un papel fundamental. Me estoy refiriendo, está claro, a los Carnavales.

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En muchas localidades son prohibidos por la dictadura aunque con la recuperación de las libertades resucitan, si cabe, con más fuerza que antes. En Cádiz, por el contrario, nunca desaparecieron. Es más, continúan celebrándose en las fechas tradicionales, es decir, en el mes de Febrero.

Este dato siempre me llamó la atención teniendo en cuenta las circunstancias políticas de la época. Fue ya avanzado el régimen franquista cuando las autoridades se arman de valor y trasladan su celebración al mes de mayo bajo la denominación de Fiestas Típicas Gaditanas.

Una especie de engendro que lo convierten en una feria cutre incapaz de acabar con el ingenio de los carnavaleros que se agudiza, en unos casos, y, en otros, se acomoda a unas circunstancias que les son adversas.

En 1977 el Carnaval eclosiona con tal ímpetu que pronto necesita ampliarse a través de una suerte de prolegómenos -erizada, ostionada, pestiñada,etc- y de un epílogo en forma de Carnaval Chiquito. Algún día la hostelería gaditana tendrá que rendir un justo homenaje a las peñas responsables de esas manifestaciones festivas y gastronómicas.

Una parte esencial de nuestro carnaval se encuentra vinculada al concurso de agrupaciones. Hasta tal punto es así que no se puede concebir sin que se celebre en el lo que algunos califican como el templo del Carnaval: el teatro Falla. Desde luego, fuera de Cádiz, lo que más se conoce son las actuaciones de las agrupaciones en el escenario del teatro. El concurso siempre ha estado cargado de mucha pasión y de gran expectación. No hay que olvidar que durante meses los ensayos exigen una dedicación especial de los miembros de las agrupaciones a costa de robarle tiempo a su descanso, a las familias y a las amistades que siguen con sumo interés su desarrollo. Tanta pasión contenida se desborda en la final. Todos quieren acceder al teatro para disfrutar de ese ambiente singular e irrepetible. Por este motivo, el Ayuntamiento gestionó de televisión Española, hace más de veinticinco años, la retrasmisión en directo de la final. La primera experiencia fue desastrosa a causa de un fallo técnico que impidió a los andaluces, en general, y a los gaditanos, en particular, contemplar un espectáculo lleno de imaginación y de gracia. El incidente casi provoca un problema de orden público. Bien es cierto que al día siguiente se retransmitió íntegramente en diferido. Desde entonces el carnaval gaditano se ha hecho más conocido en el resto de España y nosotros hemos disfrutado de forma ininterrumpida de la final. Es tanta la atracción que encierra el concurso que ningún otro acontecimiento de nuestro país ha logrado tantas horas de retransmisión en directo por televisión.