Fitur, un termómetro de la crisis
La Feria Internacional de Turismo (FITUR) celebrada esta semana en Madrid ha dejado entrever los efectos de la crisis económica y, especialmente, de los primeros síntomas de los grandes cambios que en los últimos años está experimentando el negocio del turismo. Por un lado, se ha notado un leve descenso de la inversión en promoción de grandes marcas privadas, frente a la gran apuesta de la inversión pública, y por otro, se ha detectado un giro radical hacia la especialización, la calidad y la diversificación de la oferta en destinos generalistas como España. Ya no es suficiente el sol y la playa para competir con mercados emergentes como Turquía y Grecia o China, por lo que es preciso avanzar en el diseño de un modelo basado en buenas infraestructuras y comunicaciones, un servicio de calidad y una oferta cultural y lúdica capaz de satisfacer la demanda del nuevo perfil del turista, más exigente y ávido de nuevas sensaciones.
Actualizado:Cádiz ha dado muestras en Fitur de su sensibilidad ante los nuevos retos del turismo con la presentación de nuevas ofertas a través del deporte, la salud, la naturaleza o la cultura, con nuevos proyectos en Cádiz, Chiclana, Chipiona, Jerez o la Sierra. Todos los expertos coinciden al afirmar que es el único camino para fortalecer la oferta tradicional, más aún cuando la provincia cuenta con un potencial extraordinario que la coloca no sólo como un destino de moda, sino con enormes potencialidades con vistas al futuro. En este sentido, Fitur ha vuelto a poner de manifiesto las importantes carencias a la hora de comunicar al mundo la imagen de la Costa de la Luz. Es comprensible y positivo que muchos municipios opten por una promoción propia paralela a la que realiza el Patronato Provincial de Turismo y del mismo modo no se puede pretender que sea el organismo de la corporación supramunicipal el único responsable en este asunto. Lo que sí es urgente es que todos los municipios de la provincia tomen conciencia de la necesidad de trabajar conjuntamente en la elaboración de una oferta común que por sus atractivos puede competir al máximo nivel. Jerez necesita las playas de la provincia y la naturaleza de la Sierra; la capital requiere el complemento de Jerez y de la planta hotelera de la Bahía, y la propia Bahía se complementa con el valor cultural de Cádiz y Jerez. Ninguna provincia como la gaditana dispone de las mejores playas de Europa, un entorno natural privilegiado en el enclave de Grazalema, una condiciones climáticas únicas para la práctica de los deportes de vela y náuticos, un valor cultural milenario con tradiciones tan turísticas como el flamenco, el vino y el mundo del caballo; productos de exquisita calidad que permiten una cocina de mercado de un altísimo nivel; un circuito de velocidad capaz de atraer a cientos de miles de personas en un fin de semana, y todo ello en apenas cien kilómetros por carretera. Es urgente, por tanto, que el sector turístico trabaje al margen de vaivenes políticos y con el objetivo de exportar al mundo una oferta común capaz de competir en la máxima categoría turística.
Ello sólo es posible con la puesta en común de todas las potencialidades, la participación de los empresarios privados y un liderazgo institucional capaz de aglutinar esfuerzo y aportar medios que permitan la modernización de todo el sector y su adaptación, en especial a través de internet, a las nuevas exigencias del turismo.