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SANANDO. Silvia Messina lleva seis años en Jerez practicando y enseñando Reiki.
Jerez

Alternativa para sanar

Silvia Messina es una argentina que lleva seis años en Jerez enseñando y curando muchas dolencias a través del Reiki

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Silvia Messina es una podóloga buenarense que hace seis años llegó directamente a Jerez. «No huía de nada, simplemente creí que había que afrontar una nueva etapa en la vida y por eso me vine a Jerez. Ahora me considero una más, una hija adoptiva de la ciudad», comenta. Aunque siempre tuvo inquietud por la cultura oriental -de hecho en Argentina ya había adquirido una base en técnicas como el Reiki- fue aquí en Jerez donde encontró a su maestro, que «fue quien me enseñó casi todo y con quien adquirí la maestría».

A través de distintas técnicas como la imposición de manos, el Reiki es una forma de sanación de determinados desequilibrios energéticos con resultados óptimos. «Tratamos de canalizar las energías, nosotros sólo estamos como un vehículo conductor. Por eso, para este tipo de técnicas cualquier persona puede estar capacitada si ha pasado por una preparación importante. Ahora bien, los resultados vienen si existe una verdadera predisposición del paciente a sanar de alguna manera», comenta Silvia Messina.

Además de maestra en Reiki, nuestra protagonista es podóloga. «También combino otras técnicas como pueden ser la Reflexiología Podal, que trata de encontrar un determinado mal en el organismo a través de ciertos masajes en los pies». Para nuestra protagonista, a la persona hay que contemplarla como «una totalidad. No porque presente un mal en una zona del cuerpo debemos de centrarnos en ahí. Podemos a través de estas técnicas reconocer el origen en otro lugar del organismo», subraya con seguridad.

Sensibilidad

Destaca por ser una mujer de extraordinaria sensibilidad, capaz de captar no solamente el mal físico sino también los muchos problemas psíquicos que padecen las personas. «Tengo especial predilección por los mayores, quizá por mi condición de podóloga, y veo mucho sufrimiento. El problema de esta sociedad radica en que no hemos aprendido a querernos. Vivimos más con la presencia y la imagen que en el ser. Veo muchos sufrimientos como consecuencia de la pobreza espiritual que gran parte de la población sobrelleva», concluye.