Pecados y votos
Elecciones muy complicadas las que se avecinan por la introducción de elementos no deseados, además de exógenos, por llamarlos de forma piadosa, en la lucha política orientada hacia el próximo nueve de Marzo. Aparece en la escena preelectoral, por ejemplo, la pretendida estrella (económica) Pizarro para proclamar que Andalucía es territorio «subsidiado», y tan discutible afirmación, para mayor abundancia de pistas, la pronunció en Barcelona y rodeado de empresarios catalanes, a los que el presunto experto en ciencias económicas había lastimado y humillado recientemente en su época de mandamás de Endesa.
Actualizado: GuardarHuele, pues, a remordimientos y reparación, como esos grandes pecadores de la historia que acabaron abrazando la vida piadosa, por parte del discutible personaje, aunque es difícil imaginarse al mundano y millonario Pizarro colocándose cilicios en las carnes de su cuerpo pecador.
También la organización de los obispos españoles ha dejado oír su indignada voz coral para recomendar solemnemente a la feligresía católica que no es de recibo votar a un partido que negocia con los asesinos etarras, entre otras realidades hirientes para la Iglesia como la ley del aborto, el matrimonio homosexual, y un largo etcétera que pasa por la escuela y la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Es decir, pecado y voto otra vez mezclados en la misma balanza de la democracia representativa. ¿Qué pensará desde el Cielo el añorado cardenal Tarancón?
Lo que es incompresible de los venerables obispos es esa ecuación que trazan y que legitima moral y políticamente la negociación con los etarras cuando el negociador es un conservador llamado Aznar que, además, se refiere a los matarifes como el Movimiento Nacional de Liberación Vasco, y es rigurosamente condenable cuando lo hace un (presunto) agnóstico llamado Rodríguez Zapatero. Lo que recuerda la frase de aquel pensador griego parco en palabras y en gestos: «Sólo sé que no sé nada». Con perdón.