Opinion

Oferta con reservas

La oferta de compra de Yahoo por parte de Microsoft, cifrada en casi 30.000 millones de euros, constituye la mayor operación financiera protagonizada por la industria tecnológica hasta la fecha, además de un movimiento estratégico que puede producir indudables consecuencias en ámbitos más amplios. Aunque la evolución más reciente de Yahoo lo haya situado en una clara desventaja competitiva frente a su gran competidor, Google, lo cierto es que su integración en la empresa de Gates y Ballmer concedería a esta última un mayor dominio en el terreno de las nuevas tecnologías de la información. La conjunción de la preeminencia de Windows en el segmento de los sistemas operativos para los ordenadores de todo el mundo, del nítido liderazgo en los navegadores de internet y de la relevancia del buscador y el portal de contenidos de Yahoo, otorgaría a Microsoft no sólo una envidiable posición en el sector tecnológico. También el cuasi monopolio de unos instrumentos de conocimiento que constituyen ya la espina dorsal de la competitividad social y económica en nuestro siglo. Por ello, no se puede obviar el riesgo de control y de uniformización cultural que se deriva de una operación destinada a reforzar sustancialmente el poder de Microsoft. De igual manera, la operación también resulta cuestionable en lo referente a la libre competencia, ya que la integración de diferentes segmentos del negocio en manos del mayor operador de la industria tecnológica podría dificultar el acceso de sus competidores o su desarrollo estratégico en distintas áreas.

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Una posibilidad que deberá ser evaluada y sometida a revisión por parte de las autoridades estadounidenses y europeas de la competencia, a la hora de autorizar la adquisición. Resulta obvio que la oferta de compra de Yahoo está guiada por una aplastante lógica empresarial, según la cual la operación generará beneficios y sinergias tan evidentes como un mayor aprovechamiento conjunto de los contenidos y de la publicidad, una mejor capacidad de investigación o una más eficiente respuesta competitiva frente a Google, el actual líder de los buscadores en internet.

Pero es exigible que esas pretensiones empresariales no sólo se ajusten a la legislación en materia de competencia, sino que respeten también tanto la pluralidad informativa y cultural como el libre acceso de los consumidores a las tecnologías.