OPTIMISTA. Marini responde a las preguntas de los periodistas. / ASSOCIATED FRANCE PRESS
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La indecisión democristiana complica las negociaciones para formar Gobierno en Italia

La UDC está a favor de modificar la ley electoral, pero no apoyará un Ejecutivo sólo de partidos de centroizquierda

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El líder de los democristianos italianos de la UDC, Pier Ferdinando Casini, considerado clave para resolver la crisis de Gobierno, mantuvo ayer su ambigüedad al estar a favor de una reforma del sistema electoral, aunque con la condición de que exista un Ejecutivo interino de amplio consenso. Así lo expuso al presidente del Senado, Franco Marini, en su segunda jornada de las consultas encomendadas por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, para saber si existe la posibilidad de reformar la ley electoral y formar un Gobierno institucional que la apruebe. Marini prosigue así por el «estrecho margen» que el propio Casini reconoció que existe al comenzar las contactos.

«La UDC confirma su consenso sobre una ley electoral, pero no está dispuesto en forma alguna a sostener un Gobierno con fuerzas del centroizquierda. Los transformistas, lo que seríamos si lo hiciéramos, son el cáncer de la democracia italiana», subrayó Casini tras la entrevista. Las citas verdaderamente decisivas serán las de los grandes partidos, Forza Italia de Silvio Berlusconi, y el Partido Democrático, de Walter Veltroni -del que también forma parte el primer ministro saliente Romano Prodi-, que previsiblemente se entrevistarán con el presidente del Senado el martes.

Marini se enfrenta a una difícil misión, que ha sido incluso definida por algunos como «imposible» dada la enorme fragmentación que caracteriza al escenario político italiano y, sobre todo, a la obstinación de los partidos del centroderecha, que prefieren someterse al voto lo antes posible ante los buenos resultados de las encuestas. Uno de ellos, la polémica Liga Norte, se ha negado incluso a acudir al encuentro con Marini argumentando que la reunión sería inútil ya que la única salida posible a la crisis son las urnas. Pero Berlusconi hace frente en este momento a una gran presión, no sólo política y no sólo en Italia. Ayer, por ejemplo, los articulistas de dos periódicos de distinta tendencia, el moderado Corriere della Sera y el progresista La Repubblica, eran especialmente duros con él. También el semanario británico The Economist le dedicaba una artículo de opinión en el que señalaba que «no importa el éxito que ha tenido en sus negocios», Il Cavaliere «continúa siendo incapaz para el puesto que codicia». La presión también la ejercen otros representantes sociales, como la patronal y los sindicatos, a quienes el presidente del Senado ha citado para el lunes.

El margen de maniobra de Marini se amplió ayer un poco, ya que el Partido Demócrata exige que se celebre el referéndum.