Un camino que empezó en 1996
Tras los recursos y la anulación de dos licencias del Ayuntamiento de Barbate, el periplo judicial de Montenmedio parece llegar a su fin
Actualizado: GuardarEl complejo Dehesa Montenmedio ha suscitado la polémica desde que se construyó sin licencia de obra por parte de Ibercompra SA, de la que Antonio Blázquez es administrador único. La empresa consiguió su licencia de construcción bajo el gobierno de los independientes barbateños encabezados por el ex socialista, Serafín Núñez, a pesar de que había sido objeto de denuncias por parte de asociaciones ecologistas y la misma Junta de Andalucía, que desde 1996 impuso el pago de multas que iban desde los 90.000 a los 300.000 euros.
Sin embargo, esto no desanimó a Blázquez, que estuvo convencido en todo momento de que su proyecto estaba destinado a convertirse en uno de los motores económicos de La Janda. Así, amplió las actividades que se desarrollaban en Montenmedio, mientras se iban presentando recursos a las multas y expedientes de demolición.
Uno de los varapalos judiciales más duros llegó en 2002. El TSJA desestimaba la licencia concedida por el Ayuntamiento de Barbate y ordenaba el derribo inmediato de la casa club. Aún así, Blázquez se dirigió a instancias superiores con nuevos argumentos y una nueva licencia concedida por el PP barbateño, encabezado por Juan Manuel de Jesús. Las sentencias se iban acumulando, al igual que los recursos, hasta que Ibercompra se vio ante el Tribunal Constitucional, teniendo como acusador al TSJA. La sentencia se resolvió a favor de este último.
En todo este proceso también han participado de manera activa diferentes colectivos políticos y sociales de Barbate y Vejer, unas veces a favor y otras en contra. Los distintos equipos de Gobierno que han ocupado el sillón de la Alcaldía de Barbate han mostrado su apoyo al complejo por la promoción que ha hecho de la localidad y por los puestos de trabajo que ha generado. Sin embargo, los recientes derribos de viviendas en El Palmar, colocaron a Montenmedio en el punto de mira. Si las viviendas privadas no pudieron sortear la pala, todo parece indicar que el lujoso complejo no podrá librarse de ella.