CONTUNDENTE. Rodríguez Zapatero, ayer durante el mítin en Orense, desde donde respondió con dureza al episcopado. / MIGUEL RIOPA. AFP
ESPAÑA

Zapatero replica a los obispos que no tienen derecho a utilizar el terrorismo en campaña

«Si no se lo hemos aceptado a Rajoy, tampoco se lo vamos a aceptar a ellos», espetó tajante La vicepresidenta dice que «serán los fieles» quienes juzguen la situación que se ha planteado

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El presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero , aprovechó ayer un mitin del PSOE en Orense para replicar a la Conferencia Episcopal asegurando que no tiene derecho a utilizar el terrorismo en campaña. «Si no se lo hemos aceptado a Rajoy, tampoco se lo vamos a aceptar a los obispos, dijo tajante.

Después de que durante la cumbre bilateral hispano-alemana del jueves asegurara que en cuanto conociera el contenido de la nota de los obispos con motivo de las elecciones generales se pronunciaría, Zapatero replicó a la Conferencia Episcopal en los primeros minutos del mitin.

«Los obispos tienen derecho a pedir el voto para el Partido Popular, pero esta vez han ido más allá, han caído en la tentación de usar el terrorismo en campaña electoral, y a eso no tienen derecho. Y si no se lo hemos aceptado a Rajoy, tampoco se lo vamos a aceptar a los obispos», subrayó.

Zapatero arremetió también contra el PP por utilizar el terrorismo como emblema de su oposición y por vaticinar catástrofes durante cuatro años como que España o la familia se rompe.

La implicación de los obispos en la campaña para las generales del 9 de marzo provocó también la reacción airada del secretario de Organización socialista, José Blanco, quien tachó a la jerarquía eclesiástica de hipócrita e incoherente. Pero la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, optó por afrontar la cuestión con estoicismo, situó las críticas de la Conferencia Episcopal dentro del juego de acuerdos y desacuerdos entre la Iglesia y el Estado, y subrayó que serán sus fieles quienes juzguen el comportamiento del Episcopado.

Sólo dejó caer una queja: «el terrorismo debe quedar siempre fuera de intereses partidarios, no debe haber nunca más voluntad que ponerle fin, sin caer en la tentación de instrumentalizarlo».

La número dos del Gobierno trató en todo momento de rebajar la tensión sobre este asunto. El mismo jueves por la tarde, horas después de que la Conferencia hiciera pública su recomendación de no votar al PSOE, llamó al presidente de los obispos, Ricardo Blázquez, para exigir respeto. Su posición, sin embargo, es la de no hacer mucho ruido con el asunto. De hecho, estableció la conversación dentro de las «relaciones institucionales normales y frecuentes» con la jerarquía eclesiástica y descartó una reacción inmediata del embajador español ante El Vaticano, Francisco Vázquez, en protesta por el trato recibido.

Debate interno

Los socialistas se han sumido en los últimos meses en un importante debate interno a cuenta de la inclusión en su programa electoral de propuestas para la reforma de la ley del aborto, la eutanasia o la autofinanciación de la Iglesia. La discusión se saldó a favor de quienes, como el propio Rodríguez Zapatero, defendieron renunciar a estas reivindicaciones históricas del partido. Sin embargo, una parte importante de sus seguidores sigue sin entender por qué el PSOE se enroca en ese afán conciliador.

El veterano Alfonso Guerra, número uno en lista del partido por Sevilla, se erigió ayer en cabeza visible de este sector durante un acto del PSE en Vitoria. «Están apretando tanto -advirtió- que, aunque no se quiera reconocer, nos están llevando a la denuncia de los acuerdos entre 1976 y 1979 con la Santa Sede. No hay otra», insistió. Blanco, que como católico practicante mostró su enfado con la Iglesia, aseguró sin embargo que su partido no romperá esos pactos porque «hay mucha gente que, en el entorno de la Iglesia, hace un trabajo inmenso desde el punto de vista social y de ayuda a los más necesitados». «El divorcio -subrayó el segundo de Zapatero- existe con la jerarquía, con los obispos que tienen vocación de políticos y que no se atreven a presentarse en las listas electorales».

El dirigente socialista recordó que la ley del aborto es idéntica ahora y en tiempos del PP, rememoró también que Aznar también intentó el final dialogado del terrorismo, y utilizó como intermediario al obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, y que defiende tanto como el PSOE la ley del divorcio. En todo caso, previno contra un Gobierno de Mariano Rajoy porque, según arguyó, estaría muy hipotecado ante los sectores conservadores y se vería forzado a recortar derechos alcanzados en esta legislatura como el matrimonio entre homosexuales.

La mayor parte de los partidos afearon con mayor o menor intensidad la conducta de la Conferencia Episcopal.

El portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, echó mano de la ironía y se preguntó si los obispos no se habrán convertido en «agentes electorales del PSOE» porque su ofensiva activa el voto socialista. En la misma línea se pronunció el representante de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida.

El PP, en cambio, arremetió contra los socialistas y les endosó un comportamiento «antidemocrático, prepotente y soberbio» por no encajar el golpe y «descalificar» a la jerarquía eclesiástica, en palabras de Javier Arenas.