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Jerez: 'La vie en rose... et en bleu'
El guardameta francés del Xerez defiende la portería azulina de día y ejerce de buen padre por la noche
Actualizado: GuardarHacer vida de parisino en una ciudad como Jerez ha de ser complicado. El veterano guardameta francés Stephane Patrick Porato se ha adaptado perfectamente y se ha convertido en un jerezano más, pese a vivir en El Puerto de Santa María. Tras tomar la alternativa ante el Cádiz en el Ramón de Carranza, el cancerbero le ha cogido el pulso a la portería en el Xerez y ha pasado de villano a héroe en más de una ocasión. Antes del encuentro ante el Albacete, LA VOZ fue testigo de un día en la vida de este francés que vive en rosa (rose), al ritmo del galo Edith Piaf, y en azul (bleu), del Xerez Deportivo.
07.15
Como todo buen padre, toca madrugar
No se le pueden pegar las sábanas a Porato. El meta azulino tiene que madrugar para despertar a Maxime, su hijo de 11 años, que se marcha al colegio. Tras llevarlo al autobús que acerca al pequeño al colegio, el guardameta coge el coche para dirigirse a Jerez desde su domicilio de El Puerto.
09.00
Café y periódico antes del entrenamiento
Llega temprano a Jerez y se toma el segundo café de la mañana cerca de Chapín. Además, Stephane aprovecha para ojear la prensa, un hábito de todas las mañanas. Llega pronto al vestuario y se prepara para el entrenamiento.
13.15
Compañeros dentro y fuera de vestuario
Aprovechando que el pequeño come en el colegio, Porato aprovecha para almorzar con algunos compañeros del equipo o con amigos. Tras la comida, el guardameta francés no perdona la tradicional siesta española, una de las costumbres que se trajo de Vitoria.
18.00
Llega la tarde, aparece de nuevo el padre
No apura mucho la siesta porque toca coger el coche para recoger al pequeño Maxime al colegio. Cuando el niño no tiene que ir a entrenar con el Veteranos Xerez, se marchan hasta su domicilio de El Puerto. Porato deja los guantes en el armario y se mete en el papel de padre, ya que tiene que ayudar a Maxime con sus deberes.
19.00
El más pequeño decide la hora de la cena
Tras un rato de tranquilidad y juego con su pequeño en el patio de su casa y una vez que ha acabado la tarea escolar, Porato se tiene que poner el delantal. El estómago del pequeño Maxime decide la hora de la cena, y el portero tiene que adaptarse al horario de su hijo. Tras un cena ligera, los dos ven la televisión, aunque Stephane es estricto y las 21.30 Maxime tiene que marcharse a la cama.
21.30
Duerme el niño y descansa Stephane
Ha sido un día largo y el de Colombes aprovecha que su hijo duerme para descansar. Porato ve algo de cine francés -aunque también se atreve con el español de vez en cuando- o se conecta a internet para conversar on line con amigos que tiene en Francia, Estados Unidos o Inglaterra, aunque no mucho porque debe madrugar.