
Otro negocio en la sombra
La familia Blasco es una de las que padece la competencia desleal de los que compran material robado
Actualizado: GuardarLlevan desde la década de los ochenta en el negocio del reciclaje de materiales como el cobre, el hierro o el aluminio. La familia Blasco Pérez lo tiene claro: prefieren perderse una buena caja antes que adquirir cobre robado.
En su chatarrería de Sanlúcar mueven al año más de 20.000 toneladas de hierro y unas 800 de cobre, las cuales son tratadas para su posterior fundición. Son conscientes de que no les llega buena parte del cobre que circula por la provincia, «porque todos saben que aquí se piden justificaciones», explica Enrique Blasco, hijo del fundador de la empresa y en la actualidad uno de sus máximos responsables. «Cada vez que nos llega un cargamento, la persona que lo vende tiene que presentar una autorización del proveedor, por ejemplo Sevillana Eléctrica, en la que conste que ese material ha sido entregado debidamente». Ese control administrativo se completa con la emisión de facturas. «Se hacen tres copias de cada factura: una se la queda el proveedor, otra nosotros y la tercera se la entregamos a la Policía para que esté al tanto de cada entrada de metales», describe la madre de Enrique, María del Carmen Pérez.
Ese nivel de transparencia es exigido por las Fuerzas de Seguridad, que regularmente hace inspecciones en estos establecimientos para detectar partidas sospechosas. «Nosotros grabamos los datos de cada persona que nos vende materiales», comenta María del Carmen. Esa información le sirve a la Policía cuando trata de seguir los movimientos de posibles cacos.
Pero ajustarse a las normas para no incurrir en ningún delito -comprar elementos sustraídos está castigado en el Código Penal- es aprovechado por chatarreros sin escrúpulos que no miran el origen de la mercancía. «Estamos ante un claro ejemplo de competencia desleal, porque lo que yo no recojo se lo quedan otros». Pero Enrique insiste en que el mayor daño que provoca esa actitud, «es que se siga robando».
Ese segundo negocio en la sombra se cierra con una rebaja del precio oficial del metal rojo a cambio de incumplir la ley. De ahí que los golpes sean cada vez más cuantiosos. Al igual que la Policía Nacional o la Guardia Civil, esta familia sanluqueña ve con preocupación cómo los robos han pasado de ser episodios de poca trascendencia a convertirse en golpes delictivos que generan cuantiosos daños al bien público.