Un león de Sopelana, entre leones
Sobraba un portero. Eso lo sabíamos todos desde que se fichó a Contreras poco antes de iniciarse la temporada. El devenir de los encuentros hacía presagiar que el ex del Betis jugaría siempre y que a Limia no terminaba de encontrársele una salida. Al menos, una que interesara al argentino y al propio club, porque si la hubiese habido que a nadie le quepa duda que Óscar Alejandro estaría en su tierra.
Actualizado:Pero como no ha sido así, todas las miradas apuntaban a Armando Ribeiro, como finalmente ha sido. Hablar del león de Sopelana se hace más complicado de lo que se le ha hecho a él hablar de su marcha. El otro día, después de la rueda de prensa, confesó a Canal Sur que llevaba tres días llorando. Y créanme que yo me lo creo, valga la redundancia.
Y digo que se hace complicado porque salvo Álex Ferguson, Raúl o Guardiola, por poner tres ejemplos que conozca todo el mundo, Armando se ha llevado más tiempo en un equipo de lo normal. El Cádiz ha tenido esa suerte y el guardameta vizcaíno también. Siempre podremos discutir su carácter, ya que esa visceralidad que mostraba sobre el terreno de juego la trasladaba luego a su relación con los medios. Quizás no sea el momento, pero no podemos negar que en alguna ocasión se le escapó algún exabrupto, con perdida de papeles incluida.
Lo que pasa es que esto último queda en un lugar muy bajo de la hipotética balanza, en comparación con la cantidad de buenos momentos que ha hecho vivir a la afición. Su ejemplo es el de un profesional que supo estar a las duras y a las maduras. Ahí está su niño, que se encerraba con él el año de Orúe, y al que le va a costar trabajo convencer para que se haga del Athletic. Con 37 años, el león se reencuentra con los leones. Suerte.