El preso del 'Hilton de Hanoi'
El senador por Arizona pasó cinco años y medio en una cárcel vietnamita tras ser rescatado por un campesino cuando fue derribado su avión en la guerra
Actualizado: GuardarPARADOJAS del destino. Si Hillary Clinton o Barack Obama no lo impiden, es bastante probable que los estadounidenses tengan que agradecerle su próximo presidente a un vietnamita. En concreto, a Mai Van On, el hombre al que le debe la vida el senador John McCain, quien pugna por convertirse en el candidato republicano a la Casa Blanca.
Y es que Mai Van On salvó a McCain el 26 de octubre de 1967 cuando, durante la guerra de Vietnam, el avión del entonces piloto fue derribado tras bombardear la central eléctrica de Yen Phu, cerca de Hanoi. En esta incursión, misiles del Vietcong abatieron el aparato de McCain, quien saltó con su paracaídas y cayó sobre el lago Truc Bac.
Con los dos brazos y una pierna rotos se habría ahogado si no es por Mai Van On, un pobre campesino que al oír la alarma antiaérea corrió para cobijarse en un refugio. A pesar de las bombas que caían a su alrededor y de los gritos de sus amigos, que le alertaban del peligro, Mai Van On acudió en auxilio de McCain y le sacó del lago utilizando una caña de bambú. Una vez en tierra, también le protegió de la furiosa turbamulta de norvietnamitas que pretendían linchar allí mismo al militar, que apenas podía moverse por las graves heridas.
De la época francesa
Apaleado y dolorido, pero vivo, así comenzó la vida como prisionero de guerra de McCain, que pasó cinco años y medio en el centro de Hoa Lo, irónicamente bautizada por los soldados estadounidenses como el Hilton de Hanoi. Esta cárcel, levantada por los franceses durante la época colonial para confinar a los insurgentes que luchaban por la independencia, es hoy un museo que ocupa la parte del edificio que aún queda en pie. Y es que el ahora denominado Maison Centrale fue demolido casi en sus totalidad en 1993 para construir un hotel de lujo y un complejo de oficinas gracias al crecimiento económico del que goza este país del sureste asiático desde que en 1986 su régimen comunista abrazara el capitalismo poniendo en marcha el doi moi (renovación).
Pero, dos décadas atrás, cuando Vietnam todavía se enfrentaba a EE UU, unos 300 soldados del Tío Sam pasaron por esta fortaleza en la que, según contó McCain, sufrieron crueles torturas. Todo ello a pesar de que la propaganda comunista expone en el actual museo unas idílicas fotos de los prisioneros en misa, tocando la guitarra o mientras juegan al baloncesto. De hecho, los únicos abusos que muestra el recorrido son los que llevaban a cabo las tropas francesas contra los líderes revolucionarios que ansiaban un Vietnam libre y que fueron sometidos a torturas medievales, encerrados con grilletes en cochambrosas celdas y ejecutados en la guillotina.
Por ese motivo, en este país escocieron bastante las críticas que McCain hizo hace varios años cuando recordó su obligada estancia en el Hilton de Hanoi. En una de las visitas que ha efectuado a la antigua prisión desde el final de la guerra en 1975, el senador por Arizona denunció que los guardias habían matado a algunos de sus compañeros y que otros se habían suicidado al no poder soportar los malos tratos infligidos por los carceleros.
Todo un ejemplo del carácter combativo del político republicano, quien incluso renunció a los privilegios que le otorgaba su graduación como teniente de la Marina para poder estar junto a sus compañeros en prisión.
Hijo y nieto de almirantes, McCain rechazó ser liberado, lo que le valió la enemistad de sus carceleros y que pasara aislado buena parte de su confinamiento.