La historia interminable

Dicen que no hay dos sin tres, y eso es precisamente lo que temen en estos momentos los habitantes de Eduardo Delage. Hace cinco meses escasos, varios vehículos ardieron en las inmediaciones de la plaza Listán originando un gran revuelo entre los vecinos, quienes aseguraron que «podría haberse producido una auténtica tragedia». En aquella ocasión el incendio surgió mientras que un individuo intentaba robar la gasolina de uno de los coches allí estacionados.

Hace tres días, los vecinos de la calle Granadina volvieron a levantarse sobresaltados de sus camas: un vehículo estaba envuelto en llamas justo en frente del asador que existe en esa misma vía. «No podemos seguir así por mucho tiempo más. Estamos cansados y no sabemos a quién recurrir. Nuestras calles y plazas se están convirtiendo en el refugio de grupos que se entretienen rompiendo el mobiliario urbano o metiendo fuego a los coches», se lamenta el presidente de la asociación de vecinos de esta zona, José Luis Alpresa.

Los trapicheos con drogas o las fogatas que se originan en esta zona todas las noches «está provocando que los vecinos no estén tranquilos en el barrio». De hecho, «hace unos meses que la situación ha empeorado de forma alarmante. No podemos dejar a nuestros hijos ni siquiera salir a la calle», insiste el representante vecinal.

«En cualquier momento puede haber otra quema de coches y tal vez sea en ese instante cuando se produzca una desgracia», asevera Alpresa tajantemente. Los vecinos, a través de su asociación, han trasladado sus quejas al delegado de Movilidad y Seguridad, Juan Manuel García Bermúdez, «pero, de momento, no nos ha servido de mucho».

Las patrullas de la Policía Local «se pasean por el barrio cada cierto tiempo», pero para estos ciudadanos «no es suficiente». Aseguran que los agentes «deben aumentar su presencia por las noches y dejarse ver más para que aquellos que cometen estos actos se lo piensen dos veces».