Jerez

Atropello chulesco

CALLE PORVERA Los individuos dejamos de ser personas en el momento que iniciamos el pensamiento animal, emocional, dejando de lado lo racional. Este hombre de los 20.000 euros está más cerca de lo animal, pero sin dejar de pisar la zona racional, pues sus intenciones no pueden más que estar premeditadas.

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Y es que si algo está demostrado este personaje es que no tiene corazón, ni alma, ni sentimiento alguno. Sólo alguien que está muerto interiormente, sólo un hombre sin capacidad moral puede anteponer de manera tan bestial lo material a lo espiritual.

Les hablo del individuo que, tras atropellar a un joven ciclista, tiene la desfachatez de reclamar una indemnización de 20.000 euros por los daños causados en su automóvil.

El odio que esa persona -por llamarlo de alguna manera, pues prefiero no realizar ningún detalle de su perfil físico, así como de las sensaciones que me produjo su imagen- ha debido crear en el interior de unos padres, ha tenido que ser infinito. No sólo les ha quitado a su hijo, sino que ahora sólo le falta taconear sobre su lápida.

La historia es más sangrante aún a medida que se está tirando de la manta, pues poco a poco esta familia podría dejar al descubierto un crimen. Y es que al parecer están surgiendo muchas negligencias en la conducción de un individuo al que le pueden salir demasiado caros los 20.000 euros que reclamaba por los arañazos de su querido Audi A-8. Ahora, ¿presionado? por el mundo mediático dice verse obligado a retirar la demanda, pero parece que podría ser demasiado tarde, pues ahora una unidad especial de la Dirección General de Tráfico revisará, con nuevos datos, toda la investigación del siniestro. Independientemente del juicio popular que se pueda producir, parece que el tal Tomás se lo tiene merecido.