Desde Gibraltar a la Sierra: un excepcional mapa de hallazgos
Los arqueólogos han encontrado importantes restos en Villamartín, Rota, Tarifa, Chiclana y por toda La Janda
Actualizado: GuardarDesde las cuevas de Gibraltar, hasta el Dolmen de Alberite, pasando por la necrópolis de Fuente de Ramos, la campiña de Chiclana o el valle del Guadalete: toda la provincia se vertebra como un excepcional mapa de hallazgos que han servido para justificar la necesidad de un Centro de Interpretación que ordene y divulgue tanta información acumulada. Un lugar donde los gaditanos puedan acceder al conocimiento de su historia más antigua y sentirse así más orgullosos si cabe de su acervo cultural y patrimonial.
Entre el 250.000 y el 40.000 a. C. Cádiz era tierra de neanderthales. Sus utensilios y herramientas de caza eran de una tecnología ciertamente sofisticada, como puede contrastarse en el valioso yacimiento de Alcalá de los Gazules, por ejemplo. De su presencia y actividad en estas tierras han quedado numerosas evidencias, tanto en cuevas como en zonas al aire, sobre todo en Gibraltar.
En el año 1848, ocho años antes de que nadie hubiese encontrado ningún resto de Homo neanderthalis, allí se localizó el cráneo de un homínido que no fue estudiado hasta 1863. La llegada del Homo sapiens sapiens africano en el Paleolítico Superior (40.000 a. C. al 28.000 a.C.) al sur de la Península marcaría el principio de su fin. Los expertos se dividen a la hora de calificar a Cádiz como fondo de saco de la invasión sapiens sapiens o como puerta de entrada. Los primeros, piensan que el poblamiento se produjo por el Medio Oriente, mientras que los segundos sostienen que, dado lo bajo que era el nivel del mar en aquel tiempo, no les debió suponer ningún problema cruzar el Estrecho de Gibraltar. Su adaptación al medio, su capacidad física y cultural era muy superior a la de los neanderthales.
Así, no tardaron en expulsarles de las tierras de caza.
Un dolmen único
Poco a poco diezmaron sus tribus, se apoderaron de las mujeres y les arrinconaron. Solos y sin tierras donde conseguir alimento, los neanderthales se extinguieron. Los sapiens sapiens consiguieron dar un paso más en la evolución tecnológica y, sobre una base musteriense, desarrollaron herramientas solutrenses, entre las que sobresalen, por ejemplo, hermosos cuchillos que requerían un fino trabajo de elaboración.
También, aprendieron a fabricar trampas cada vez más sofistadas y eficientes. De esta época cabría destacar el hallazgo en Villamartín del Dolmen de Alberite. Este monumento funerario tiene un corredor de 20 metros de longitud y en él apareció un completo ajuar funerario compuesto de láminas de sílex, cuentas de collar, paletas de colores, machacadores y hasta un prisma en cristal de cuarzo que dan muestra de una compleja estructura ritual en torno a la muerte.Huellas de sus usos y costumbres se dejan ver en el Arroyo de la Fontanilla, en Sierra Momia, en la Cueva del Higueral (Gines), en la cuenca del Guadalete, en el río Palmones y en algunos encalves de Gibraltar.
Se han encontrado restos de cerámica decorada a la almagra -estilo característico del círculo andaluz occidental producto del tratamiento con una pasta de óxido de hierro- en simas próximas a Benaocaz, El Estanquillo (San Fernando), la campiña de Chiclana y en el valle del Guadalete.
El salto a la Edad de los Metales se da en el 3.0000 a. C. con el uso de oro y cobre en la fabricación de útiles. Del Calcolítico son los enterramientos de La Viña (Rota) o la Necrópolis de Los Algarbes (Tarifa) y la Diosa Madre -ídolo de una divinidad femenina, tal vez relacionada con la tierra y la fertilidad-- que custodia el Museo de Cádiz y que apareció en el Cortijo de las Fuentes (Sanlúcar).