Los viejos vinilos nunca mueren
El disco de vinilo sigue teniendo su mercado y sus seguidores por mucho que el formato digital haya revolucionado la música
Actualizado:Se fabrican, se admiran, se compran, se venden, se persiguen y hasta se adoran en algunas ocasiones. Un vinilo es algo más que un soporte de música. La liturgia de limpiarlos, colocarlos en el plato, apuntar y soltar la aguja en su sitio no tiene precio. Un viejo disco redondo, con sus surcos y su etiqueta de color en el centro, nos transporta, cuando lo vemos, a una velada donde suena una canción de Sinatra, a un guateque o a una vieja discoteca. Fran Gutiérrez lleva toda la vida coleccionándolos y cuidándolos. «El vinilo es el soporte musical de más calidad, al menos para mi. A ver si un CD de los actuales llega a tener cuarenta o sesenta años como los vinilos que conservamos nosotros. Habrá que verlos cuando les ataque el paso del tiempo», sostiene con contundencia.
El padre de Fran ya los coleccionaba en casa. «Comencé a coleccionar vinilos cuando me compré mi primer disco. Podría tener trece años. Recuerdo que era uno de heavy metal, aunque ahora me interesa otros tipos de música», sostiene.
En las estanterías de Fran habrá unos dos mil discos de vinilo. LP's, EP's y singles llevan registrados en sus dobles caras gran parte de la historia de la música. «Con el tiempo uno se va haciendo más exigente. Ahora sólo me intereso por la música de los sesenta o de los cincuenta», subraya.
Como muchos son repetidos, Gutiérrez se va al rastro a vender lo que le sobra. Por su puesto pasan los aficionados a comentar sobre tal o cual disco que pulula por unas determinadas manos. «En cuanto a precios, todo es muy relativo. A lo mejor, uno que a mí no me interesa puede pagarse a un buen precio por otro coleccionista. Hay muchos y seguirá habiendo porque la fiebre del vinilo no se ha acabado en contra de lo que se piense. Habrá pasado a un segundo plano, pero el disco de siempre sigue estando vivo», dice Fran.
Dicen que las casas discográficas se plantean ahora sacar nuevos trabajos en vinilo. «La verdad es que nunca han dejado de producir vinilo. Ya te digo que un disco tiene mucho encanto», señala. Y sobre la fritura que suele llevar, Fran comenta que «depende del tiempo que tenga, del nivel de conservación y del tipo de música. Hay músicas que no deberían llevar fritura, pero un buen disco de jazz, sin fritura, la verdad es que parece que le falta algo. Creo que forma parte de la misma música», concluye.