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Napolitano encarga a Marini formar un Gobierno de transición en Italia
La elección del presidente del Senado se basa en su buena relación tanto con los más allegados a su ideología como con sus contrarios
ROMA Actualizado: GuardarEl presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, ha optado por no llevar al país a unas elecciones inmediatas y ha decidido encomendar al presidente del Senado, Franco Marini, el difícil encargo de examinar si existe la posibilidad de formar un Gobierno que reforme la ley electoral. "He pedido al presidente del Senado (...) que verifique si es posible hallar un consenso para aprobar un proyecto de reforma electoral", ha dicho Napolitano.
Marini, de 75 años, tendrá que explorar así si existe el consenso suficiente para apoyar a un Gobierno de transición que debería aprobar esa ley y otras reformas antes de que se convocasen elecciones anticipadas. La decisión recoge el sentir no sólo del centroizquierda, sino del mundo empresarial y otros representantes sociales que en estos días se han manifestado partidarios de las reformas.
Sin embargo, va en contra de la petición de la derecha, encabezada por Silvio Berlusconi, que había solicitado en bloque la convocatoria inmediata de elecciones, convencida de su triunfo a tenor de lo que vaticinan las encuestas.
Marini, respetado por sus allegados y contrarios
Napolitano ha explicado en una alocución que en el país se vive con preocupación que "no se pueda llegar a la necesaria estabilidad política sin las reformas". Para acallar las posibles críticas de Berlusconi y sus aliados, ha sentenciado: "Mi decisión no es en modo alguno ni ritual ni dilatoria", y para convencerles ha dado el encargo a Marini, un hombre estimado por todo el mundo.
De ese prestigio, habla su biografía: viene del sindicalismo, pero lo alaba la patronal; milita en el centroizquierda, pero lo respeta el centroderecha; y es miembro de Acción Católica, pero no tiene roces con los laicos. Así hoy, el portavoz de Berlusconi, Paolo Bonaiuti, reconocía, antes de conocerse la decisión de Napolitano, que Marini "es una persona muy capaz", "excelente" y "la más indicada para negociar".
Una idea que trasciende el mundo político, como muestran las palabras del presidente de la patronal, Luca Cordero de Montezemolo, que resaltó que es "una persona que tiene el sentido del bien común y del trabajo en equipo". Sin embargo, su mandato es difícil, como señalaba hoy un articulista en el diario la Repubblica: "Marini llamado a intentar una empresa imposible".
Berlusconi, el único que no quiere reformas
De hecho, tras conocerse la decisión de Napolitano, Berlusconi ha cerrado las puertas al diálogo: "Diremos a Marini que no estamos de acuerdo en el hecho de que haya necesidad de cambiar la ley electoral o de perder tiempo en un nuevo Gobierno que tendría una mayoría en el Senado con uno o dos senadores", ha asegurado el ex primer ministro.
Berlusconi ha realizado esa declaración tras reunirse con Pier Ferndinando Casini, líder de la Unión de Demócratas Cristianos y de Centro (UDC) y antiguo aliado suyo, del que se había distanciado este verano. Casini es la incógnita que deberá despejar Marini, ya que aunque ha asegurado querer ir a unas elecciones en breve, su posición fue ambigua al desear también la reforma de la ley electoral. De hecho, Casini ha declarado, tras conocerse la decisión de Napolitano, que escuchará "con atención a Marini".
En cambio, Walter Veltroni, líder del Partido Demócrata, columna vertebral de la coalición de centroizquierda que mantenía a Romano Prodi como primer ministro, se ha expresado ya a favor de la negociación. Marini, por su parte, es consciente de su empresa ya que, ante el mismo Napolitano, ha reconocido que su mandato es "un empeño difícil y laborioso".