Pioneras de la pintura
La muestra 'Amazonas del arte nuevo' recorre en más de cien obras la conquista de la mujeres de su derecho a la creación en la era moderna
Actualizado: GuardarHasta bien entrado el siglo XX no se reconoció la aportación y el papel activo de las mujeres en el mundo del arte. Movimientos de vanguardia como el futurismo o el surrealismo fueron abiertamente machistas y excluyentes, relegando a las mujeres a la periferia de ismos, academias, galerías, museos y mercados, negándoles de facto su derecho a la creación y el estatus de artistas. Esa marginación no quiere decir que la historia del arte moderno no se pueda contar a través de las mujeres, mediante la aportación de una de las grandes y sufridas creadoras que desde finales del XIX hasta mediados del XX se ganaron a pulso su derecho a estar en la historia de la creación plástica.
Unas amazonas del arte que contra viento y marea se entregaron con pasión a sus pulsiones creativas sin disponer de plataformas ni respaldos. Su tortuosa conquista de la categoría de creadoras y sus indiscutibles logros es lo que explora la muestra Amazonas del arte nuevo que la Fundación Mapfre ofrece en su salas de Madrid hasta el próximo 30 de marzo.
Pablo Jiménez Burillo, máximo responsable de la fundación, y el crítico e historiador Josep Casamartina son los responsables de este ambicioso proyecto. Durante más de dos años han escudriñado en colecciones y museos de medio mundo para contarnos la historia del arte moderno a través de las mujeres. Han seleccionado más de un centenar de obras de cuarenta creadoras de los más diversos movimientos y estilos datadas entre 1880 y 1950.
«No estamos ante una muestra de pintura ni femenina ni feminista. Nos enfrentamos al trabajo de unas mujeres artistas que en su mayoría se plantearon y reflexionaron sobre la cuestión de la identidad» apunta Pablo Jiménez. «Son grandes artistas a las que se les negó un espacio para desarrollar su labor», destacan los comisarios, que han huido deliberadamente de cualquier planteamiento feminista. «Esta muestra es una provocación para reflexionar sobre otras maneras de entender el arte contemporáneo, para recuperar pequeñas perspectivas ya olvidadas y a artistas que caen en el olvido e incluso en el desprecio» precisa Pablo Jiménez.
Entre las cuarenta creadoras hay un buen puñado de nombres bien conocidos del gran público -Tamara de Lempicka, Frida Kahlo, Nathalia Goncharova, Georgia O'Keeffe, Luibov Popova, Ángeles Santos, Maruja Mallo o Maria Blanchard -y un largo etcétera de notables creadoras que, a pesar de ser protagonistas destacadas entre las primeras generaciones de artistas modernos-, no son nombres muy familiares.
Son artistas con un indiscutible talento, en la mayoría de los casos poco estudiadas y a las que rara vez o nunca se les han dedicado grandes retrospectivas. Mujeres que a menudo se ocultaron bajo seudónimos o nombres de apariencia más masculina, que trabajaron junto a los grandes creadores de su época, formando parte activa de las corrientes plásticas y aportando puntos de vista que las convierten en referentes obligados de la historia del arte moderno.
María Cassatt, Anna Boch, Louise Breslau, Suzanne Valadon, Marianne von Werefkin, Kathe Köllwitz, Mela Muter, Valentine de Saint-Point, Alexandra Exter, Olga Rozanova, Suzanne Roger, Maraud Guevara, Marie Laurencin, Marcelle Cahn, Maria Troyen, Kay Sage o Claude Cahun son algunas de las creadoras cuyas pinturas, esculturas, dibujos y fotografías se han distribuido en las distintas secciones de la muestra: Alrededor del expresionismo; Breve interludio futurista; Vanguardias rusas; Hacia un realismo mágico; Bajo el signo del purismo y de la abstracción; La era fotográfica, y La Constelación surrealista.
La excepción
Unas mujeres cuya aportación, a pesar de las dificultades y la ausencia de plataformas, fue crucial para movimientos como el cubismo o la abstracción. «Hasta hace apenas veinte años las mujeres lo han tenido mucho más difícil que los hombres en el mundo del arte», apunta Josep Casamartina. «No obstante, podemos reconstruir la historia del arte moderno con obras de gran calidad de ellas sin que se le eche en falta a ellos»
Este experto hace notar en que tanto en la Rusia anterior a la revolución como la revolucionaria y la comunista constituyen la excepción que confirma la regla, quizá el único ámbito en el que las mujeres artistas pudieron trabajar en pie de igualdad con sus colegas masculinos.