EN EL PUNTO DE MIRA. La Reina Isabel, Carlos y el Duque de Edimburgo son los malos de la película. / L.V.
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El misterio del arcón

Los abogados de Al Fayed, defensores de la teoría conspiratoria, buscan las duras cartas del duque de Edimburgo a Diana, que nadie ha visto

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Para sostener que el duque de Edimburgo conspiró con los servicios de inteligencia para asesinar a Diana, hay que creer que estaban horrorizados con su romance con Dodi Al Fayed, alarmados con su campaña contra las minas y temerosos por el descrédito a la monarquía. Este último pilar de la teoría conspirativa se sostiene en unas cartas que el príncipe Felipe habría escrito a Diana. En la investigación judicial sobre la muerte de Diana y Dodi en París, sólo hay copias de unas cartas afectuosas de 1992.

¿Dónde están los originales? ¿Hay otras? Este lunes, el policía Roger Milburn y la hermana de Diana, Sarah McCorquodale, se sentaron en el banquillo de testigos para explicarse. El mayordomo Paul Burrell ya dijo que nunca las tuvo. Pero, ¿no fue detenido en 2000 cuando buscaba esas cartas? No, explicó Milburn. El policía se presentó en su casa investigando si se había llevado cosas de Diana, en particular la miniatura de un barquito en plata, regalo de boda del emir de Kuwait.

Milburn explicó que había visitado a Sarah y que ésta le dijo que Burrell se habría llevado el barquito porque también se quedó con el contenido de un arcón de madera donde Diana tenía cosas «muy delicadas». Nunca se las devolvió. El policía leyó de sus anotaciones de la entrevista con Sarah la lista de cosas que ésta le dijo que había en el arcón: anillo de James Hewitt (amante de Diana), cartas de Felipe, carta de dimisión de Patrick Jephson (secretario de Diana), cintas con la confesión de un ex empleado sobre una violación.

¿Quien le dijo que allí estaban las cartas de Felipe? Sarah McCorquodale, dijo el policía, quien reconoció que la hermana de Diana lo niega. Y Milburn consideró «cien por cien inexacto» que él dijera a Burrell cuando le detuvo -como sostiene el mayordomo- que se marcharía de su casa si le entregaba el contenido del arcón.

Sarah compareció en la sesión de tarde. No podía explicar cómo Milburn escribió en las notas de su conversación la siguiente nota: «Correspondencia en el arcón. La cogió Sarah en Navidad». Más tarde, sugirió, para explicar lo inexplicable, que quizá dijo a Milburn que Burrell tendría esas cartas de las que hablaba tanto la prensa. El abogado de Al Fayed, Michael Mansfield le recordó que la prensa no conocía la existencia de unas cartas en 2000. Y, para rematar sus contradicciones, Sarah dijo que no lee los periódicos.

El misterio de las cartas no se ha resuelto. Pero los conspiradores tienen agujeros negros. El abogado Mansfield preguntó a Sarah si sabía que su hermana estaba preparando un delicadísimo informe sobre empresas que se beneficiaban de las minas. ¿Estaba en el arcón? Según la clarividente Simone Simmons, Diana entregó una copia del informe a una amiga, que murió, y otra a ella. Se le cayó aceite encima y luego lo quemó.